La dimisión de Josep María Bartomeu abre una nueva etapa de cambios en el FC Barcelona. Se va el presidente y una junta gestora toma el control del club con Carles Tusquets, presidente de la comisión económica, como nuevo presidente en funciones del club.
Una de las principales misiones que tiene Tusquets por delante es la de renegociar los salarios con los futbolistas del primer equipo. Para ello será vital la colaboración de los todavía ejecutivos del club, donde el máximo responsable no es otro que el director general, Oscar Grau. El Barça anunció este lunes un presupuesto de gastos de 796 millones de euros y uno de ingresos por valor de 828 millones. El reto está en conseguir reducir los 955 millones de gastos del ejercicio anterior en esos 796 millones presupuestados.
Es decir, estamos hablando de una reducción de, como mínimo, 159 millones de euros para que cuadren los balances y se pueda cerrar el ejercicio con un millón de euros de beneficios después de impuestos. Aunque, según el Què t'hi jugues de SER Catalunya, la cifra a reducir sería todavía más elevada y alcanzaría unos 190 millones de euros.
De 985 a 796 millones
El motivo de que se tengan que reducir 189 o 190 millones resulta de tomar como referencia no solo los 955 millones que se gastaron sino los que se habrían gastado de no intervenir los salarios debido al COVID-19, es decir, unos 30 millones más que depararían un total de 985 millones de gasto. La clave será la negociación con los futbolistas, que este martes aceptaron unirse a la mesa de negociación para buscar una solución colectiva a los jugadores que todavía no han renovado.
Bartomeu y Grau visitando el entrenamiento del Barça / FC Barcelona
La dimisión de Bartomeu quizá ayude a estimular esas negociaciones, ya que varios futbolistas eran reacios a tratar con el presidente por el claro deterioro que sus relaciones habían sufrido en los últimos meses. Sin embargo, la adecuación de salarios será muy importante a fin de evitar cerrar el próximo ejercicio con pérdidas.
Negociación y responsabilidades
Una situación que podría preocupar menos a la junta entrante, porque dispondrá de más años de mandato para poner orden a una situación económica muy mermada tras la crisis del coronavirus. Hay que recordar que cuando Sandro Rosell tomó el mando del Barça, también cerró con pérdidas su primer ejercicio y luego ello dio pie a interponer una acción social de responsabilidad que terminó en los juzgados.
La junta de Bartomeu no correrá ese riesgo ya que al haber dimitido, las pérdidas que se generen este año serán responsabilidad de la nueva directiva que gobierne el club y, como mucho, se les podría reclamar por las pérdidas exactas que haya en este preciso momento. Aunque, según los últimos presupuestos presentados, el balance del mandato de Bartomeu todavía tiene un superávit de 96 millones de euros.