2.468 días después, Josep María Bartomeu deja de ser presidente del FC Barcelona. La junta directiva en bloque anunció su dimisión ante la imposibilidad de llevar a cabo un voto de censura seguro. La cúpula azulgrana intentó hasta el último momento retrasar el referéndum para poder planificar una votación descentralizada, pero finalmente las negativas de la Generalitat de Catalunya junto a las amenazas de los promotores y socios de denunciar al club por incumplir los estatutos ha podido con la eminente resistencia de la junta.
Josep Maria Bartomeu pasará a la historia por ser uno de los presidentes que más problemas ha tenido durante sus años al frente del Barça. Entró en 2014 como presidente en funciones debido a una situación judicial del club que obligó a la renuncia de Sandro Rosell. En medio de ese periplo, en 2015, el empresario convocó unas elecciones que consiguió ganar con el 54,63% de los votos, tras alzar un triplete deportivo que le encumbró en las urnas.
Sandro Rosell y Josep Maria Bartomeu en los juzgados / EFE
Fue nombrado máximo mandatario de la entidad en plena crisis institucional y jurídica que todavía hoy da que hablar. Al expresidente Rosell se le imputaba un delito contra la Hacienda Pública por los ejercicios de 2011 y 2013. Algo que fue consecuencia del fichaje de Neymar Junior por el club.
En ese momento, Bartomeu se hizo cargo de la situación del club, con una sonrisa y con ejercicios de transparencia, que los socios agradecieron, explicando los detalles de todas las operaciones que se realizaron hasta entonces. Eso sí, la sombra del extremo brasileño es muy alargada y aún está presente.
Como hemos comentado, Sandro Rosell fue investigado por un delito contra la Hacienda Pública, el actual presidente también lo fue por el ejercicio de 2014 mientras que el FC Barcelona por los cursos 2011, 2013 y 2014. Para evitar cualquier castigo de tipo personal, el club admitió la culpa y pagó una multa por los errores imputados manchando así los antecedentes penales de la entidad.
La gran crisis deportiva
El primer mandato de Josep Maria Bartomeu estuvo marcado sobre todo por la crisis institucional y deportiva de Anoeta. El Barça perdió contra la Real Sociedad (2-1) y los pesos pesados tuvieron grandes momentos de tensión con el entonces entrenador, Luis Enrique Martínez. Parecía que la situación era irreversible.
Ante toda esta crisis, el presidente encontró la solución despidiendo a Andoni Zubizarreta, director deportivo de la entidad, y en convocar elecciones para 2015. El vestuario supo reconducir la situación, consiguió alejarse de las presiones del entorno y centrarse en lo que pasaba sobre el césped.
Luis Enrique tras la derrota en Anoeta / EFE
Tal fue así que el Barça de Luis Enrique levantó el triplete antes de las elecciones, mostrando una gran pegada con el tridente formado por Messi, Neymar y Luis Suárez. Emularon los resultados del equipo de Pep Guardiola en 2009 y dieron aire al presidente que arrasó en las urnas (54,63%), por delante de Joan Laporta, Agustí Benedito y Toni Freixa.
Cinco directores deportivos (y dimisiones)
En seis años de mandato, han pasado por el Barça hasta cinco directores deportivos. Primero fue Andoni Zubizarreta, ahora en el Olympique de Marsella, que fue despedido tras la crisis en Anoeta. Su sitio lo cogió el valenciano Robert Fernández (2015-18), que salió retratado tras la marcha de Neymar Junior y sus fichajes para sustituirlo. Posteriormente, fue el turno de Pep Segura, manager general, que cayó en 2019 tras la debacle en Anfield. Finalmente, el último fue un Eric Abidal al que el club no le renovó su contrato tras caer contra el Bayern de Munich en Lisboa. El último responsable del área técnica de Bartomeu fue Ramón Planes.
El mandato de Bartomeu también deja varias víctimas en los despachos. Dimitieron cuatro vicepresidentes -Susana Monje, Carles Vilarrubí, Jordi Monés, Manel Arroyo y Jordi Mestre- y Bartomeu se vio obligado a acumular cargos como el de vicepresidente institucional o el deportivo.
La junta de Josep Maria Bartomeu en 2015 / FC Barcelona
Porteriormente, a causa del caso Barçagate sobre la monitorización de las redes sociales, seis más presentaron su dimisión irrevocable: Emili Rousaud (vicepresidente institucional), Quique Tombas (vicepresidente económico y tesorero), Silvio Elías (directivo responsable del Barça B y miembro del área económica), Josep Pont (responsable del área comercial), Jordi Calsamiglia (presidente de la comisión de disciplina y miembro de la comisión de compliance) y María Teixidor (secretaria de la junta y responsable del Barça femenino).
El drama de reemplazar a Neymar
Neymar Junior abandonó el Barça en 2017 cuando el PSG abonó su cláusula de rescisión: 220 millones de euros. El club escogió dos opciones para cubrir la baja del extremo brasileño. Primero llegó Ousmane Dembelé, del Borussia Dortmund, por 105 kilos más 40 en variables. En sus tres temporadas y media, solamente ha disputado un tercio de los partidos y se está recuperando de su octava lesión.
En enero de 2018, la apuesta de Robert Fernández fue Philippe Coutinho. La estrella del Liverpool daba el salto al Camp Nou por 120 millones de euros más 40 en variables. Durante el curso y medio que vistió de azulgrana ni se adaptó ni se le supo encontrar su sitio. No era ni un extremo ni un interior, como quería la secretaría técnica. Ahora, busca suerte en su segunda etapa en el Camp Nou.
Coutinho, Dembelé y Griezmann, los tres sustitutos de Neymar. en un montaje | Culemanía
La tercera bala llegó el pasado julio envuelta de polémica. El Barça pagaba la cláusula de rescisión -120M- de Antoine Griezmann, del Atlético de Madrid. Aunque no es un extremo, su función es la de ocupar la banda izquierda del ataque. Poco a poco se ha ido adaptando al vestuario y las bajas han provocado que sea imprescindible ahora mismo. Muchos millones -más de 350 en total- para suplir a Ney.
El caso 'Barçagate'
A todo esto hay que sumar el caso Barçagate. Una polémica que empezó en febrero de este mismo año, cuando la Cadena Ser acusó al Barça de contratar a la la empresa argentina I3 Ventures con el objetivo de monitorizar la opinión en redes sociales del club. Pero no solo eso, sino que la información añadía que entre sus fines estaba también el de erosionar a miembros de la oposición, entidades, leyendas y futbolistas como Messi y Piqué.
La entidad azulgrana negó estos hechos, y contrató a Price Waterhouse Coopers para realizar una auditoría externa y analizar a fondo el caso. No obstante, en medio de la investigación, se produjo un nuevo incendio. Seis directivos presentaron su dimisión después de que Bartomeu plantease una renovación de su junta directiva. Este cambio lo argumentó el presidente por la "deslealtad" de algunos miembros al filtrar información a la prensa, sobre todo relacionada con la rebaja salarial de los futbolistas tras tramitar un ERTE.
Josep Maria Bartomeu: en una foto de archivo / EFE
Pero el incendio no se quedó ahí. Emili Rousaud, ya exvicepresidente institucional y principal candidato a delfín de Bartomeu, protagonizó una serie de entrevistas en diferentes medios de comunicación, entre las que afirmó que "alguien había metido la mano en la caja", y que las facturas con I3 Ventures se habían trozeado para no pasar por la Junta Directiva. A esto hay que añadir también la suspensión de empleo y sueldo de la compliance officer Noelia Romero.
Para tratar de definir todo este tema, el club encargó una auditoría a Price Waterhouse Coopers para descubrir qué sucedió con los contratos de I3 Ventures. Las conclusiones de la investigación dieron la razón a Bartomeu sobre que no se había contratado ninguna empresa para difamar. Además, también se descartó una conducta corrupta ni que se pagasen sobresueldos. En estos momentos, son los Mossos los que han entrado de oficio y acusaron al club de corrupción. La polémica está lejos de acabar.
El intento de huída de Messi
No obstante, uno de los episodios sin duda más convulsos fue el intento de huída de Leo Messi, el mejor jugador de la historia del FC Barcelona. Tras la debacle ante el Bayern en Champions, el argentino comunicó al club su intención de acogerse a la cláusula liberatoria de su contrato, y marcharse gratis. Sin embargo, Bartomeu le prohibió su marcha y menos libre, ya que la citada cláusula ya había caducado.
El futbolista y sus abogados defendían que esta finalizaba cuando acababa la temporada y, a causa de la pandemia, fue a finales de agosto. Y no el 10 de junio como estaba estipulado. Finalmente, la batalla judicial la consiguió ganar el club y el 10 tuvo que quedarse a disgusto.
Bartomeu, en un acto junto a Leo Messi | EFE
Tras ese momento, la realidad es que se hato visto a un Messi a un nivel muy inferior al que tiene acostumbrado a todo el barcelonismo. Cabizbajo y sin mostrar exhesiva alegría en sus goles. Eso sí, su compromiso en entrenamientos y partidos está siendo máximo. Con un nuevo presidente, se abre de nuevo la opción de que Leo cuelgue las botas en el Camp Nou.
El burofax fue solo la gota que colmó el vaso. El capitán ya avisó durante toda la temporada de su incomodidad, con ataques públicos incluso a Eric Abidal. El caso Messi se sumó a una despedida poco acertada de dos leyendas del club, como Luis Suárez e Ivan Rakitic, que tampoco gustaron al argentino. Las vacas sagradas del vestuario se posicionaron claramente en contra de la directiva.
Episodios judiciales
El paso de Bartomeu por el FC Barcelona también se ha caracterizado por muchos episodios judiciales. El más positivo para la entidad fue la batalla judicial que se ganó ganó a Neymar. El pasado 19 de junio, el FC Barcelona comunicó que el juzgado social número 15 de Barcelona desestimó la demanda que interpuso Neymar por la prima que acordó con el club azulgrana en su última renovación. El delantero del PSG reclamaba 43,6 millones de euros brutos que el Barça depositó en una notaría tras su marcha.
Pero además, no solo no se tuvo que pagar esta cantidad al brasileño, sino que el actual jugador del PSG fue obligado a pagar 6,7 millones de euros al club azulgrana por haberse marchado antes de tiempo y romper el loyalty bonus. El único rayo de luz de un año aterrador para el barcelonismo, y para la junta de Josep María Bartomeu.
Neymar antes de prestar declaración en un juicio / EFE
No obstante, ha sido el único positivo. Otro de los escándalos que ocuparon todas las portadas fue la reapertura del caso del trasplante de hígado de Eric Abidal. La Audiencia Provincial de Barcelona reabrió el caso al considerar que puede haber indicios de delito y que se deben practicar las diligencias reclamadas por el Ministerio Público y la Organización Nacional de Trasplantes.
Otro nombre propio que se vinculará al mandato de Bartomeu es el de Jaume Roures, propietario de Mediapro. Se abrió una causa judicial por un presunto incumplimiento del contrato por espacio publicitario y por un supuesto espionaje con Sandro Rosell. El club salió absuelto, el expresidente no.
Moción de censura y rebaja salarial
Finalmente, la caída de Bartomeu se saldó gracias a una moción de censura que presentó el precandidato Jordi Farré, y que contó con el apoyo de Víctor Font y Lluís Fernández Alà. Además de los grupos de opinión Manifest Blaugrana, Compromissaris FCB, Dignitat Blaugrana, El Cor Blaugrana, El Senyor Ramon, La Resistència del Palau, Seguiment FCB i #noiestwitterbarça.
La moción superó de forma holgada las 16.520 firmas necesarias para llevar a cabo el referéndum. Sin embargo, las condiciones sanitarias provocadas por la pandemia, junto a la incapacidad de llegar a un acuerdo con la Generalitat, finalmente han provocado que Bartomeu no sea el primer presidente expulsado de la historia del Barça.
La plataforma 'Més que una moció' presenta las firmas de la moción / EFE
Con la marcha de la junta directiva, quedará en el aire la rebaja salarial que están intentando aplicar tanto a deportivas como trabajadores, para conseguir reducir en un 30% los gastos para la temporada que viene y adaptar los sueldos a la actual situación de la entidad. Ahora, entrará una Comisión Gestora que deberá convocar elecciones en un plazo máximo de tres meses.