Josep María Bartomeu dejó muy clara la posición de su junta directiva ante la moción de censura: han descartado la posibilidad de dimitir en bloque de forma unánime, y el club está haciendo todo lo posible para que pueda desarrollarse de forma segura la votación de forma descentralizada en diferentes sedes. Una propuesta que la entidad azulgrana defendió desde el primer protocolo que se envió a la Generalitat. Eso sí, exigiendo 15 días de margen desde su aprobación para poder desarrollar correctamente toda la infraestructura.
Por este motivo, el presidente culé se mostró sorprendido y acusó al gobierno catalán de "no cumplir su palabra" cuando, hace unos días, requerieron que el referéndum se mantuviese el 1 y 2 de noviembre, pese a no haber aceptado todavía el protocolo. Un nuevo ejemplo que podría llevar a pensar que a la Generalitat le interesa un cambio de directiva en el FC Barcelona.
Quim Torra y Bartomeu en el acto de la estatua de Cruyff / CULEMANIA
Un pulso que vive sus horas finales. Ante la imposiblidad de poder organizar la votación descentralizada en tan poco tiempo, la cúpula azulgrana confirmó al máximo organismo de Cataluña de que si se quiere votar la semana que viene, deberá ser en una única sede: el Camp Nou. La propuesta está en estos momentos en manos de las consellerias de Salut y de Interior. En función de su respuesta, el Barça se plantea llevar a cabo medidas drásticas.
El mismo Bartomeu reconoció que la junta directiva está unida, y que no se tomará ninguna decisión hasta que no llegue una respuesta oficial de la Generalitat, que se reunirá el próximo miércoles. En este contexto, la directiva del Barça baraja cuatro escenarios distintos.
Los cuatro escenarios del Barça
El primero sería que el gobierno catalán ofreciese un argumento legal al club culé para retrasar la votación al 15 y 16 de noviembre, para así asegurar una mayor seguridad para los socios. La Generalitat accedería a las exigencias del Barça, para así dar luz verde a un protocolo con 21 sedes diferentes en toda Cataluña. La entidad azulgrana tendría así una excusa para justificarse ante los promotores de la moción por alargar los plazos previstos en los estatutos.
Una segunda opción sería que no se aceptase posponer el referéndum dos semanas y la Generalitat obligase a celebrarlo la próxima semana, 1 y 2 de noviembre, en una única sede. En este caso, cabría la posibilidad de que se llevase a cabo la votación en la fecha prevista, aunque sin cumplir el protocolo de descentralizar las votaciones en distintas sedes, sino en base al nuevo protocolo presentado.
Una posibilidad que no acaba de convencer a la directiva, que se plantearía dimitir en bloque si finalmente la Generalitat aboga por esta posibilidad, ya que podría poner en riesgo la salud de muchos socios. Del mismo modo, si el Govern obligase a celebrar la votación los próximos domingo y lunes en distintas sedes, la junta presentaría la dimisión por la imposibilidad alegada de preparar la infraestructura en tan poco tiempo. Por tanto, la dimisión gana enteros si la votación se celebra en las fechas previstas pero, especialmente, si les obligan a descentralizar sedes. Este es el tercer escenario.
La junta directiva de Bartomeu, en el clásico junto a Florentino Pérez / EFE
Mientras llega la respuesta de la Generalitat, hay que destacar que el plazo para la celebración del voto de censura queda interrumpido, según anuncia Bartomeu en su carta. Por tanto, la réplica del Gobierno catalán es determinante y abre una cuarta posibilidad similar a la tercera: que la respuesta de la Generalitat sea que no se cumplen las medidas de seguridad suficientes y que la votación queda aplazada a una nueva fecha o directamente suspendida hasta que las condiciones de seguridad mejoren.
Lo único seguro ahora mismo es que la junta directiva de Josep María Bartomeu no dimitirá de momento. Por responsabilidad, el presidente azulgrana reconoció que "nunca se ha planteado la dimisión". Sin embargo, si la situación le empuja hacia esta dirección, o así puede evitar un riesgo innecesario para los socios, el máximo mandatario culé podría ceder su silla y poner fin a su etapa en el palco del Camp Nou. La pelota está en estos momentos en el tejado de la Generalitat.