Sin duda, hay un momento concreto que marca un antes y un después en la historia del Manchester City. El conjunto citizen nunca ha sido considerado uno de los referentes del fútbol inglés. De hecho, siempre ha estado muy por detrás de su rival en la misma ciudad, el Manchester United.
Sin embargo, el 1 de septiembre de 2008 todo cambió. Ese día, el jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan se convertía en el máximo accionista de los Skyblue con el Abu Dhabi United Group for Development and Investment a cambio de 250 millones de euros. Y no tardó en hacer realidad su objetivo: convertir al hermano mayor del United (se fundó en 1894) en una superpotencia del fútbol mundial.
El jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan, dueño del Manchester CIty | EFE
En los 12 años que lleva como máximo mandatario del City, se ha gastado la friolera de 1.500 millones de euros para hacer un equipo ganador, a la altura de las expectativas. Durante estas temporadas, han alzado 14 títulos nacionales, pero se han quedado a las puertas de conseguir un gran éxito continental. La gran espina clavada del jeque Mansour.
Asimismo, hay que destacar que el City dio un paso más en su expansión en la temporada 2013-2014, con la creación de City Football Group, una corporación de diferentes clubes con el propósito de compartir recursos, redes de academia y marketing. Creada precisamente por la Abu Dhabi United Group, se trata de un conglomerado para potenciar los intereses futbolísticos globales. Forman parte también, entre otros muchos, el Melbourne City de Australia, el New York City de Estados Unidos, el Montevideo City Torque de Uruguay o el Girona FC.
Más de 1.500 millones en fichajes
El primer golpe de efecto del jeque fue el fichaje del madridista Robinho, a cambio de 43 millones de euros. Una incorporación que representó la imagen del cambio en Inglaterra. Fue un primer aviso del jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan. Tras la llegada del brasileño, las bombas constantes no tardaron en llegar.
Robinho, el primer fichaje bomba del jeque del City | EFE
En el siguiente curso llegarían hombres como Dzeko (37 millones de euros), Yaya Touré (30 millones de euros), Balotelli (30 millones de euros) y David Silva (30 millones de euros). Un año después el turno fue para el Kun Agüero, el ariete más letal de la historia del City, y por el que pagaron 40 kilos al Atlético de Madrid.
En 2013 se pagaron otros 40 millones de euros por Fernandinho, que llegó del Shakhtar. Ni más ni menos que 43 millones al Oporto por un defensa como Mangala, nunca trascendente en el eje de la zaga. En 2015 la apuesta por garantizar su hegemonía en Inglaterra tuvo el respaldo económico de un jeque que ya conocía la sensación de ganar: 76 millones de euros por De Bruyne, 65 por Sterling o 45 por Otamendi. Cantidades estratosféricas antes del caso Neymar en Barcelona.
Agüero, De Bruyne y Bernardo Silva, del Manchester CIty | EFE
Con la llegada de Pep Guardiola a Manchester, el City no escatimó en gastos: 56 millones de euros por Stones, 50 por Sané o 32 por Gabriel Jesus. Un año más tarde firmó a Laporte por 65, a Mendy por 57, a Walker por 53, a Bernardo Silva por 50 y a Ederson por 40. El verano con más trabajo en la entidad.
Después llegarían Mahrez, a cambio de 68 kilos y Rodri por 70. Finalmente, este verano apuntalaron la siempre polémica defensa con Ruben Dias (68 millones), Aké (45,30) y una oportunidad de futuro como Ferrán Torres (23 millones). En total, en estos 12 años el City se ha gastado más de 1.500 millones de euros. Y podrían haber sido más si se hubiese confirmado la operación Messi. Un gasto estratosférico que sigue sin ser suficiente para levantar la Champions League.
En el punto de mira de la UEFA
Por otra parte, hay que destacar que el presupuesto total del Manchester City no es precisamente por sus ingresos de cada temporada, muy por debajo de clubes como el FC Barcelona. Muchos de los fondos son procedentes del jeque Mansour bin Zayed Al-Nahyan, que los camufla en forma de falsos patrocinios para poder abordar operaciones millonarias.
Por ejemplo, en 2018 el City fue investigado al computar unas ganancias excesivas en el patrocinio de Etihad. La aerolínea, controlada por el propio jeque del Manchester City, era el sponsor de la camiseta del club, del nombre del estadio y de la academia. Sin embargo, pocos de esos millones procedían de la areolínea, ya que en realidad eran financiados por el propio jeque del club, miembro de la familia real de Abu Dhabi.
El jeque del Manchester City, saludando a Pep Guardiola | EFE
Los citizens están en el punto de mira de la UEFA por estas artimañas financieras. Llevan años jugando con fuego, e incluso estuvo a punto de llevarse un susto importante, cuando la máxima organización del fútbol europeo excluyó al conjunto inglés de competiciones europeas por romper las normas del Fair Play Financiero. Finalmente, el Tribunal de Arbitraje tumbó la sanción de los Skyblue. Pero se trató de un aviso significativo en una estrategia de club que denota muchas incógnitas detrás, y que sigue sin traer los resultados deportivos esperados.