La crisis del coronavirus ha golpeado duramente al mundo del fútbol. Y evidentemente, el FC Barcelona tampoco ha podido salvarse. A nivel económico, el club azulgrana comunicó pérdidas de hasta 97 millones de euros y una reducción de ingresos de 203 millones.
Sin embargo, lo más preocupante es que estos efectos no se quedarán solo en esta temporada, sino que también perjudicará los presupuestos de las próximas. En este sentido, la directiva de Josep María Bartomeu ya se ha puesto manos a la obra en nuevas medidas para minimizar este impacto económico.
Josep María Bartomeu resguarda su rostro serio tras la mascarilla / EFE
En concreto, la decisión más extrema será la de constituir una mesa de negociaciones de ámbito laboral para establecer una reducción de los salarios a los deportistas profesionales y demás empleados. El presidente, junto al CEO de la entidad, Óscar Grau, ya se reunió con Gerard Piqué para comunicarle esta disposición. Una medida que no ha sentado especialmente bien dentro del vestuario, pocos meses después de la primera, que redujo sus salarios en un 70% durante varios meses.
¿Y si no la aceptan?
Todos los futbolistas tienen derecho a no aceptar las condiciones de los recortes, y en este caso tendrían la opción de rescindir sus contratos. Así lo aseguró el presidente del Comité de Empresa, Jaume Feliu, en una entrevista a Catalunya Ràdio.
"Hay que recordar que los empleados, la parte débil de la historia, podrían no aceptar las condiciones (de los recortes) y rescindir sus contratos. El problema son los jugadores", explicó el responsable. "En el momento en que los futbolistas, vía representantes, acuerden que entran en la mesa de negociación, entran en la legislación laboral, y lo que no esté incluido en las normas específicas se debe buscar en el estatuto de los trabajadores", sentenció.
Bartomeu, hablando con Piqué en un entrenamiento | FCB
Por tanto, esto querría decir que igual que los empleados del Barcelona pueden rescindir sus contratos si no hay acuerdo para que se bajen el sueldo; los futbolistas, en cuanto entren en la negociación, pasarán a ser tratados como unos empleados más y podrán hacer lo mismo.
No obstante, sería una decisión apocalíptica e improbable. Difícilmente los futbolistas dejarán de cobrar sus millonarios sueldos por no aceptar una rebaja salarial. Sería un hecho que recordaría al Motín del Hesperia, y que dejaría en muy mal lugar al vestuario.