El pasado 25 de agosto, hace un mes exacto, saltó la bomba en el Camp Nou. Trascendía que Leo Messi había hecho saber al FC Barcelona su intención de dejar el club este mismo verano. Lo hizo mediante un burofax que desató la polémica y todo tipo de interpretaciones. Ese era solo el inicio de un culebrón que sigue lejos de su resolución.
El capitán tenía la intención de salir gratuitamente de la entidad, como así lo contempla su contrato, pero lo comunicó fuera de plazo. En caso de querer abandonar el club, la junta directiva pidió un precio de traspaso. Es cierto que tiene la cláusula de salir gratuitamente siempre que lo comunique el 10 de junio como muy tarde.
El futbolista y sus abogados defendían que esta finalizaba cuando acababa la temporada y, a causa de la pandemia, fue a finales de agosto. La batalla judicial la consiguió ganar el club y así lo reconoció días después el propio protagonista, el 4 de septiembre, en una entrevista en Goal.com.
Leo Messi habla con Ruben Uría de Goal / Redes
“Yo pensaba y estábamos seguros de que quedaba libre, el presidente siempre dijo que a final de temporada yo podía decidir si me quedaba o no y ahora se agarran a que no lo dije antes del 10 de junio cuando resulta que el 10 de junio estábamos compitiendo por la Liga en mitad del virus este de mierda y de esta enfermedad que alteró todas las fechas”, comentó.
También añadió que “y este el motivo por el que voy a seguir en el club… Ahora voy a seguir en el club porque el presidente me dijo que la única manera de marcharme era pagar la cláusula de 700 millones, que eso es imposible, y que luego había otra manera que era ir a juicio. Jamás iría a juicio contra el club de mi vida, por eso me voy a quedar en el Barcelona”.
Tregua y vuelta a la polémica
Tras esas palabras, parecía que todo volvía a una cierta normalidad. Messi volvía a sonreír en los entrenamientos y a brillar en los tres partidos de pretemporada (Nàstic, Girona y Elche). Marcó dos goles, fue decisivo en varios tantos --como el de Philippe Coutinho contra el Girona o el de Antoine Griezmann contra el Elche--, pero sigue lejos del estado anímico ideal para volver a liderar el vestuario.
En el Trofeo Joan Gamper lo vimos cabizbajo en el banquillo, con cierto pasotismo. El 10 no oculta su decepción por cómo han tratado a sus más próximos del vestuario: Arturo Vidal y Luis Suárez. Este viernes volvió la polémica tras despedir al uruguayo señalando otra vez a la junta directiva de Josep Maria Bartomeu.
“Te merecías que te despidan como lo que sos: uno de los jugares más importante de la historia del club, consiguiendo cosas importantes tanto en lo grupal como individualmente. Y no que te echen como lo hicieron. Pero la verdad que a esta altura ya no me sorprende nada”, comentó en redes sociales reabriendo el conflicto.
Difícil solución
Ahora la pregunta que se hacen todos los seguidores culés es qué salida hay a esta situación. El mejor jugador de la historia del Barça está donde no quiere estar, totalmente a disgusto y con una guerra abierta con la junta directiva. A todo esto, vuelven a la Liga este domingo contra el Villarreal, un regreso atípico a la competición.
Una posible solución sería una cumbre de urgencia entre Leo Messi, Ronald Koeman y Josep Maria Bartomeu para intentar reconducir la situación. Si no, que el capitán hable de una vez por todas, sin tapujos y explique todo lo que tiene que explicar; dejando ya los pequeños dardos.