Cumbre tensa en el Camp Nou. Negociaciones en caliente para negociar la salida de un mito blaugrana, Luis Suárez, tercer máximo goleador de la historia del FC Barcelona. Las posturas llevan semanas enrocadas. Este martes se celebró una reunión que puede ser decisiva. Las últimas informaciones apuntan que su próximo destino será el Atlético de Madrid previo pago de un traspaso simbólico cuya cantidad todavía no ha trascendido.
El futbolista uruguayo no acudió a la cita, mosqueado como está con la gestión del Barça sobre su futuro. Primero, la decisión de no contar con él mediante una breve llamada de Ronald Koeman, que se comió el marrón, pero se lo quitó de encima en menos de un minuto. Después, la decisión de Josep María Bartomeu de no dejarlo salir gratis del Barça si es para reforzar a un rival directo como el Atlético de Madrid.
En representación de Suárez irrumpió su abogado, Iván Zaldúa, también conocido por haber gestionado en el pasado los derechos de imagen de Javier Mascherano y Xabi Alonso, cuyos casos terminaron en los tribunales. Por parte del Barça, lideró la negociación el propio Bartomeu, acompañado de Òscar Grau y de algún abogado del club.
A diferencia de la reunión que se produjo con Messi a principios de septiembre, el Barça esta vez sí acude con abogados porque saben de la necesidad de rescindir un contrato que entraña muchas complejidades. Con el astro argentino no fue necesario porque el club no contemplaba negociar su salida, por mucho que el padre de Messi sí que fue acompañado de sus asesores legales.
Lo que hoy se discutió para dejar marchar a Luis Suárez es la posibilidad de que el Atlético se haga cargo de un traspaso. Algo que no gusta al uruguayo, ya que se negoció un acuerdo para poder marchar del Barça con la carta de libertad. El club se comprometió a pagarle una indemnización económica por el contrato que no será cumplido y el jugador aspiraba a mantener su salario con ayuda del Atlético. Pero si además entra un traspaso en juego, las cifras cambian. El problema es que Bartomeu no lo quiere en un rival directo sin traspaso y pagándole el salario.
La postura del presidente azulgrana es razonable, pero no será fácil llevarla hasta las últimas consecuencias. La masa salarial del Barça está disparada, especialmente con el recorte presupuestario que se viene encima: del 30% o el 32% con respecto a los 1.047 millones del año pasado. El club necesitaba desprenderse de altas fichas como las de Rakitic, Arturo Vidal y, muy especialmente, Luis Suárez.
Con los tres fuera, más la marcha de Semedo, se contempla una rebaja de aproximadamente 80 millones de euros en el gasto del club. De forma que los 387,5 millones que se destinaron el curso pasado a las fichas del primer equipo descenderían a unos 320 millones, a falta de que se confirmen algunos fichajes nuevos como Éric García, un lateral y un delantero centro.