El futuro de Leo Messi apunta a culebrón del verano en el Barça. El crack argentino, tras los últimos desastres deportivos del club y la falta de planificación de la plantilla, optó por comunicar, vía burofax, su intención de cerrar su etapa en el Camp Nou tras más de veinte años. Su primera idea era hacerlo gratis, acogiéndose a la cláusula liberatoria de su contrato.
No tardó la entidad azulgrana en responder: Messi es su joya de la corona, su emblema y su gran líder para encabezar la revolución del vestuario. Su posición es clara: no le dejarán marchar. La redacción del contrato, junto a que la citada cláusula caducó el pasado 10 de junio, les avala y les hace fuertes en su actitud.
Leo Messi y Josep Maria Bartomeu en una gala de la Bota de Oro / EFE
Este miércoles, tuvo lugar el primer acercamiento entre ambas partes. Una cumbre cordial entre el padre y agente del jugador, Jorge Messi, y Bartomeu, que finalizó sin acuerdo. La posición del entorno de Leo y del club culé son completamente antagónicas. Lo que evidencia que, si ninguno de los dos talantes cede, solo puede perjudicar tanto al futuro del futbolista como de la entidad. Y sobre todo a unos aficionados que llevan semanas expectantes por el futuro de su gran ídolo.
Pacto por el bien de todos
En los próximos días están previstas nuevas cumbres entre ambas partes. Y es que llegar a un acuerdo pactado se prevé la única solución posible para desencallar la situación. Por parte del 10, los últimos movimientos indican que está cada vez más abierto a este desenlace. Otra alternativa sería pedir a la FIFA el transfer, pero esto comportaría una batalla legal contra el FC Barcelona donde no tendría todas las de ganar. Además, ningún equipo se arriesgaría a hacerse con sus servicios con esta contienda judicial de por medio.
Por su parte, Bartomeu solo está en posición de luchar por una renovación. Si no consigue convencer al jugador, persuadirle para que se quede solo unos meses más a disgusto puede ser terrible para los intereses, especiamente económicos, de la entidad. A partir de enero, Messi podría negociar gratis su salida, y el Barça se quedaría sin poder sacar nada por su traspaso. Además, tendría que hacerse cargo de nuevo de su elevada ficha durante un año más.
Josep Maria Bartomeu y Leo Messi en la última renovación / EFE
Por tanto, todos los detalles apuntan a que ambas partes deberán ceder en esta disputa. Un pacto por el bien de todos, que permita a Bartomeu traspasar por una cantidad importante a Leo, y aprovechar este dinero para sanear las cuentas en un año donde las pérdidas han sido notables por la pandemia del coronavirus. Además, este acercamiento facilitaría también darle una salida con honores, y no por la puerta de atrás.
Asimismo, Messi no puede arriesgarse a una temporada en el banquillo, o a jugar en un sitio donde no esté a gusto. Con 33 años, el tiempo es en estos momentos lo más preciado que posee. Quiere seguir ganando títulos, y siendo referencia en el mundo. Sobre todo, para prepararse para su último gran reto: el Mundial de Qatar de 2022. Cree que el Barça ya no es el sitio acertado para colgar las botas. Una decisión dolorosa que en el Camp Nou deberían respetar, e intentar superar lo antes posible. Sino, serán todas las esferas del club, y especialmente los aficionados, los que se verán perjudicados.