Leo Messi ha decidido dejar el FC Barcelona. El astro argentino hará un Neymar y abandonará el Barça para terminar su carrera en otro club europeo. La noticia bomba del verano confirma un catastrófico año 2020. Pero lo peor de todo es que el tema se viene cocinando desde hace tiempo. 

El mejor futbolista de todos los tiempos lleva desde principios de temporada mandando mensajes encriptados a los medios de comunicación y recaditos a la junta directiva. Especialmente dolido después de que no se le concediese la petición de fichar a Neymar, todo lo que vino después ha sido un despropósito. Empezando por los comentarios de que "así no nos da para la Champions". 

Messi tenía razón. No alcanzaba ni con Valverde en el banquillo, ni con Setién. La diferencia es que al primero le tenían estima y respeto. Al segundo, ni lo uno ni lo otro. Y fue entonces cuando comenzó el show que puede terminar con Messi en el Manchester City. Pero si esto se acaba produciendo, no piensen que ha sido fruto de una negociación relámpago improvisada. Los intereses para llevar a cabo la operación en el equipo de Guardiola hace tiempo están en marcha. 

 

 

Concentración delante del Camp Nou / EP

Renovación estancada (por dinero)

El propio Messi notificó al presidente Bartomeu su voluntad de salir del club a principios de julio. O, al menos, en esa fecha lo hizo público el periodista Manu Carreño. No se equivocaba. El astro argentino se negó a renovar su contrato porque el Barça no le ofrecía ningún nuevo aumento salarial, según ha podido saber Culemanía. Y se puso manos a la obra en busca de un mejor postor al que, probablemente, ya había tanteado con anterioridad. O viceversa. 

Todo esto empieza a suceder después del empate contra el Celta en Balaídos que dejó al Barça tocado y hundido en sus aspiraciones por levantar la Liga. Posteriormente, con el desastre ante Osasuna, Messi se ratificó en sus palabras de pitoniso: "Dije que no nos alcanzaba para la Champions y no nos alcanzó ni para la Liga". 

Renuncia al 70% del salario (por el Covid) 

Además de por la mala situación deportiva, Leo estaba mosqueado desde que el presidente le hizo renunciar al 70% de su salario durante el Estado de Alarma. En un primer momento se negó a ello y trató de librarse, pero fue inviable. A la que Bartomeu se puso firme, Messi estalló

Bartomeu hablando con Messi, Alba, Vidal y Suárez en una imagen de archivo / FC Barcelona

Bartomeu hablando con Messi, Alba, Vidal y Suárez en una imagen de archivo / FC Barcelona

Tres cuestiones clave como son el fichaje de Griezmann, claramente vinculado al no fichaje de Neymar, la imposición de reducción salarial por el Covid-19 y la negativa a aumentarle el sueldo en la última renovación, precipitaron el primer movimiento devastador de Messi. Se puso en contacto con el principal responsable del club vía Whatsapp y preguntó lo siguiente: "¿Cuánto hay que poner para salir?". Con ese mensaje, el genio de Rosario era consciente de que la cláusula liberatoria del 10 de junio había expirado. 

La postura del presidente siempre ha sido la misma: que no se debe ir del Barça, que su sitio está en Barcelona. Pero en cuanto llegaron las discrepancias por la renovación, Messi pasó al ataque. Lo explicó Manu Carreño y, más recientemente, lo comentó el periodista brasileño Marcelo Bechler. El mismo que anunció la marcha de Neymar al PSG

La humillación del Bayern y el palo a Suárez 

A toda esta situación y el desgaste deportivo durante la Liga se sumó el ridículo histórico frente al Bayern de Múnich con Messi de capitán y líder sobre el verde. Luego vino el fichaje de Koeman, aunque Leo era más partidario de Pochettino. Y, con el holandés, la decisión letal de no contar con Luis Suárez para la próxima temporada. La gota que colmó el vaso de la paciencia de Messi y activó la bomba de relojería. 

El trasfondo de la cuestión no es solo deportivo, como defienden algunos medios, sino también económico a pesar de los 100 millones de euros brutos que, en términos aproximados, cobra Messi anualmente. Si quiere salir, alguien tendrá que pagar.