217 días es el tiempo que Quique Setién ha durado como entrenador del FC Barcelona. Un entrenador que fue rescatado de su retiro espiritual junto a las vacas cántabras y que sale por la puerta de atrás del club más grande del mundo. Despedido después de protagonizar un experimento fatal que, por ser firmado con prisas, le costará al Barça mucho más dinero en proporción al tiempo invertido por el entrenador.
Según L'Équipe, Setién tenía en el Barça un salario de 500.000 euros brutos al mes, lo que supone un coste anual al club de seis millones de euros. Teniendo en cuenta que ha estado dirigiendo al primer equipo durante siete meses (desde mediados de enero a mediados de agosto), le correpondería un sueldo bruto de 3,5 millones de euros. Eso es lo que ha sudado, por decirlo de alguna manera.
Finiquito de casi seis millones
A partir de ahí, y a falta de confirmación por parte del club, entra en juego una parte mucho más importante: lo que establece el contrato. Y, según anunció el presidente Bartomeu el día de la presentación de Setién, el acuerdo firmado era hasta el 30 de junio de 2022 con una cláusua adicional que establecía la posibilidad de despedirlo en 2021 con la entrada de un nuevo presidente.
Esto significa que de los dos años y medio que firmó Setién, el Barça está exento de pagarle el último. Pero la temporada 2020/21 que empieza el próximo 12 de septiembre no está sometida, en principio, a ninguna otra cláusula adicional. Con lo que el Barça se vería obligado a rescindir el contrato del técnico pagando el año que le quedaba. Es decir, un finiquito de casi seis millones de euros (no llegaría porque habría que descontar el mes y medio que ha entrenado al equipo entre julio y agosto). En total, se habrá embolsado nueve millones por siete meses.
Bartomeu, charlando junto a Quique Setién | EFE
El presidente azulgrana aseveró el pasado 14 de enero que "como hay elecciones en 2021 hay una condición en el acuerdo: el presidente que salga elegido puede cambiar el entrenador". El dirigente recordó que es algo que ya se hizo en 2003, tras la dimisión de Joan Gaspart y antes de las elecciones que auparon al poder a Joan Laporta.