La crisis del coronavirus ha comportado cambios significativos en el mundo, y también en el fútbol. Tras la suspensión durante más de dos meses de las grandes competiciones, se han retomado los encuentros. Eso sí, con diferencias susceptibles para asegurar las medidas sanitarias y evitar contagios, como la prohibición de público en los estadios o controles constantes.
No obstante, todavía son muchas las incógnitas de cara al final de temporada. Una de ellas es cómo acabará de disputarse la Champions League. La UEFA decidió dar prioridad a que las distintas federaciones y ligas pongan fin a los campeonatos nacionales, para que todos los equipos queden libres para agosto.
El título de la Champions League / EFE
Es entonces cuando se retomará la máxima competición continental. El único dato oficial es que el próximo 7 de agosto regresarán los partidos internacionales con la vuelta de los octavos de final de las eliminatorias que quedan pendientes. La final será el día 29. Pero todavía no se conoce dónde se disputará lo que resta de Champions.
Lisboa, sede de todos los partidos
En este sentido, el rotativo alemán Bild ya avanzó que la UEFA tiene la intención de cambiar la sede de la final de la Champions, y jugar todos los encuentros restantes de la máxima competición continental en Lisboa. Y eso incluiría también la vuelta de los octavos de final que quedan por disputarse. Por tanto, el Barça se vería obligado a jugar el encuentro de vuelta lejos del Camp Nou. Y lo mismo ocurrirá con los partidos pendientes de esa ronda, como el Bayern-Chelsea, el Manchester City-Real Madrid y el Juventus-Lyon.
Por tanto, según la citada información, no solo se disputará la fase final a 8 de la Champions en la ciudad portuguesa, sino también los choques de octavos que faltan por disputarse. La poca incidencia de la pandemia en Portugal, gracias a las medidas preventivas organizadas por el gobierno del país luso, habrían sido un argumento determinante para este cambio.
Piqué y Busquets, lamentando el gol del Nápoles | EFE
Una decisión que, a falta de confirmación oficial, sería un golpe muy duro contra el FC Barcelona. Los hombres de Setién sacaron un resultado positivo en San Paolo ante el Nápoles (1-1), pese a enfrentarse a un ambiente ensordecedor. El hecho de no poder disputar la vuelta en su estadio, pese a no contar con su público, perjudicaría a un conjunto azulgrana ya adaptado a jugar en el Estadi. La decisión final está prevista que se haga oficial el próximo 18 de junio, tras la reunión del Comité Ejecutivo de la UEFA.
Otra más de la UEFA al Barça
Una posible decisión que vuelve a poner de manifiesto la falta de entendimiento entre el Barça y la UEFA. El club azulgrana ha ido sumando, en el último lustro, multa tras multa por parte del máximo organismo europeo en sus partidos en la Champions League. La principal polémica y la que le ha costado más problemas y dinero al club catalán en Europa ha sido la presencia de símbolos políticos independentistas en sus partidos de la máxima competición europea. Motivo también por el que el Camp Nou se llena de silbidos cada vez que suena el himno de la competición.
Todo empezó en la llamada batalla de las esteladas, que tuvo lugar en la final de 2015 en Berlín. La UEFA sancionó con 30.000 euros a la entidada azulgrana por la presencia de banderas de aspiración independentista. El Barça, presionado incluso por jugadores como Piqué, anunció que recurriría la sanción pero no lo hizo. Posteriormente, el 20 de octubre de 2015, el club culé volvió a ser multado con 40.000 euros por esteladas en el partido de fase de grupos ante el Bayer Leverkusen. A raíz de ese segundo castigo, el club azulgrana anunció una suerte de tregua con la UEFA que se resolvió a final de curso con una nueva multa de 150.000 euros.
Pancartas y banderas esteladas en el Camp Nou en el primer partido tras la suspensión del clásico / EFE
A partir de esa temporada, las sanciones por símbolos políticos se redujeron, sin embargo el Barça empezó a estar en el centro de la diana de la UEFA. Desde entonces, el conjunto azulgrana ha ido acumulando pequeñas sanciones económicas por insuficiente organización, o por presencia de bengalas en partidos fuera de casa. La última, por un pequeño retraso en el partido ante el Nápoles en los octavos de final de la actual edición. Y ahora esta posible decisión, que no hace sino alimentar todavía más la mala relación entre las dos entidades.