“No le deseo la cárcel ni a mi peor enemigo”, reconoce Sandro Rosell en la primera entrevista que ha concedido a una televisión después de su encierro en prisión preventiva durante 643 días. En realidad es la segunda entrevista. La primera, hecha para TV3, todavía no se ha publicado por motivos internos de la cadena catalana.
En una conversación comprimida en una hora de vídeo por Jordi Évole en su programa Lo de Évole, de Producciones del barrio, Sandro Rosell habla sobre su experiencia en la cárcel. Lo hace desde su casa de L’Empordà, que prefiere no mostrar por el qué dirán. Sandro tiene la teoría que ser rico está visto como algo malo y prefiere estar en un plano más discreto, alejado de la ostentación que lleva en la genética italo-argentina de su sangre.
Además de Rosell, participan su esposa, Marta Pineda, y su amigo y socio Joan Bessolí, con quién compartió celda durante la integridad de la injusta condena penitenciaria. Marta destaca que su marido aprendió a coger la escoba en la cárcel y asegura que la primera vez que se vieron, al poco de encerrarle, Sandro ya le dijo que estaba todo bien. Que saldría de allí.
Indicios de conspiración
Tardó un poco más de lo previsto, casi dos años, pero finalmente así fue. Su abogado, Pau Molins, un letrado de prestigio y muchos años de profesión a sus espaldas, todavía alucina con este caso: “Es el abuso más grave, inhumano, injusto y escandaloso que por prisión preventiva ha ocurrido en la historia judicial española”.
Durante su intervención, Rosell insinúa diversas cosas muy graves. Y no acusa directamente porque otro de sus abogados, Andrés Maluenda, controla que no se exceda en ninguna de su declaraciones. Por las posibles represalias. “¿Tú crees que detrás hay una conspiración?”, le pregunta Évole. “No tengo duda”, responde Sandro.
Jaume Roures, cofundador y presidente de Mediapro / CG
Entre esas insinuaciones destaca que la Guardia Civil le encontró un sobre de dinero que no era suyo (unos 5.000 euros en billetes de 100), que empezaron una persecución contra él a raíz de ser presidente del Barça y que Jaume Roures podría estar detrás de alguna forma porque, entre otros motivos, en una entrevista al poco de que encerrasen a Rosell comentó que se iba a pasar una temporada muy larga en prisión. El hecho de que el Barça vendiese los derechos audiovisuales que tenía con Mediapro a Telefónica pudo haber sido el detonante. Incluso llega a decir que “hoy parece que por el hecho de ser catalán, automáticamente seas un delincuente”.
Países de baja tributación
Aunque Sandro no oculta que “haber sido presidente del Barça ayuda en la cárcel” porque “el fútbol es un nexo de unión global” también insiste en que nunca le llegó una inspección de Hacienda antes de ser presidente. Posteriormente, en cambio, le avasallaron: “Desde que fui presidente del Barça hasta hoy he tenido 72 inspecciones de la Agencia Tributaria”.
Uno de los momentos más tensos de la entrevista, donde se intuye a un Sandro incómodo y algo nervioso por el movimiento de su cuerpo, es cuando Évole le pregunta sobre su entramado societario para facturar las elevadas comisiones –por valor de 8,4 millones de euros– que cobró por hacer de intermediario entre la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) y una compañía de retransmisiones deportivas árabe, Arabian Radio Television (ART).
En esa secuencia, Évole lee algunos hechos de la causa donde se habla de un trayecto financiero que pasa por distintas sociedades ubicadas en países de baja tributación como Islas Caimán, Nueva Jersey, Panamá y que acaba en Andorra. Rosell se defiende en seguida: “La de Islas Caimán no era mía, sino de la compañía árabe”. Acto seguido, asegura que no ve por qué este entramado societario levantaba sospechas si todo el dinero fue declarado.
Andorra, impuestos y moral
“Al tener un negocio internacional, que trabajaba en todo el mundo, decidí ponerlo en Andorra por la posibilidad de repartir dividendos, ya que solo es obligatorio declarar los ingresos societarios en España cuando hay un reparto de dividendos”, explica Sandro cuando Évole le pregunta “¿por qué tenías las cuentas en Andorra y no en Barcelona?”.
“¿Lo hiciste para pagar menos impuestos?”, insiste Évole. Y Rosell responde: “Pienso al principio ‘de momento los pongo ahí, ya veremos si los pago o no los pago’. Pero los pago”. Y Jordi persiste: “En el juicio lo dijiste muy claro: ‘No niego que al principio monté la empresa en Andorra por motivos fiscales’”. A lo que Rosell otorga: “Sí, sí”.
El empresario asegura que cuando decidió presentarse a la presidencia del Barça declaró todo lo que había facturado con la sociedad Uptrend Unlimited. Entre otras cosas porque un “hombre sabio” le dijo que si era presidente del Barça iban a ir a por él. “Yo pensé, bah, no será así…”, rememora con gesto ingenuo. Finalmente, Évole le llama hipócrita con elegancia, después de dar a entender que Rosell lo declaró todo para poder presidir el Barça.
"¿Cuál es el problema de tener negocios en el extranjero?"
“Todo lo que sea legal es normal”, mantiene Sandro, antes de confesar que el hecho de montar la sociedad en Andorra con la idea de no declarar impuestos no le generaba ningún dilema moral. “Para nada”, cierra Rosell.
Al final de la entrevista, vuelve a salir el tema de abrir cuentas fuera de España, y Sandro se resarce. Primero conviene que no tiene en mente volver a hacerlo, pero de inmediato reacciona y afirma que no tendría ningún problema: “¿Cuál es el problema de tener negocios en el extranjero? Mientras sean legales, generes puestos de trabajo y pagues los impuestos que te corresponden… ¿Cuál es el problema? Es que no lo veo”.