Neymar Júnior ha sido el gran azote del FC Barcelona de Josep María Bartomeu. De manera involuntaria e inconsciente al principio, pues el fichaje del futbolista brasileño motivó un procedimiento penal que terminó con una multa de cinco millones de euros y una condena por un delito contra Hacienda que manchó los antecedentes de la institución. Posteriormente, con su salida forzada del Barça rumbo al PSG, que acarreó de propina un aluvión de reclamaciones contra el club en los juzgados.
Siempre asesorado por su padre, conocido como Neymar Senior o Ney Pai, el astro brasileño demandó al Barça en reclamación de la prima de renovación que pactó con el club cuando firmó su renovación hasta 2021, con una prórroga incluida hasta 2022. La versión de la entidad azulgrana es que se trataba de una prima de fidelidad por cumplir el contrato, aunque se fuese pagando en distintos anticipos pactados.
Estas versiones contrapuestas todavía son objeto de litigio en el juzgado de lo social número 215 de Barcelona, cuya resolución no debería dilatarse demasiado en el tiempo. La cantidad solicitada por el jugador asciende a 20.750.000 euros netos (43,6 millones brutos), aunque a ella se suman otras dos reclamaciones posteriores.
53,6 millones en tres reclamaciones
Neymar volvió a demandar al Barça en diciembre de 2019 por impago de una parte de su último salario –considera que se le debían otros 3,5 millones de euros que fueron impagados por “absoluta mala fe” del club– y añadió una tercera demanda en febrero de 2020 –ya había estallado el Barçagate que destapó Ser Catalunya– en reclamación de 6,5 millones por contingencias fiscales originadas en los contratos ficticios que motivaron la primera causa penal por el fichaje del delantero en 2013.
La vigencia de estas tres reclamaciones no son más que argumentos de Neymar para meter presión al Barça a fin de obtener su anhelado regreso al Camp Nou. La primera reclamación sí que la hizo tras la ruptura, considerando que tenía derecho a ella, porque era una cantidad mucho más elevada. Sin embargo, pasado el tiempo y destapada su voluntad de regresar a Barcelona, los Neymar manifestaron estar dispuestos a renunciar a una parte del dinero hasta en tres ofrecimientos distintos siempre y cuando se fraguase su fichaje para volver al Barça.
Planes, Bordas, Abidal, Naval, Segura y Grau en una imagen de archivo / EFE
Este verano estuvo a punto de ocurrir. Eric Abidal y Javier Bordas viajaron hasta en dos ocasiones a París para negociar, pero no fue posible. La operación estaba hecha, pero finalmente el presidente Bartomeu la detuvo por las dificultades que entrañaba.
Los entresijos de un fichaje frustrado
Según pudo confirmar Culemanía, la cifra que separaba a los dos contendientes ascendía a 20 millones de euros. El Barça pagaba 130 kilos y metía en la operación a tres futbolistas: Rakitic, Todibo y Dembelé en calidad de cedido. Neymar se ofreció a poner la diferencia e, incluso, el vestuario del Barça se volcó en el regreso del astro brasileño. Piqué confesó que los jugadores ofrecieron colaborar en la operación.
Sin embargo, finalmente el presidente Bartomeu y el CEO Òscar Grau desestimaron la jugada, lo que provocó otro cabreo del arrogante futbolista. Dembelé tuvo un papel decisivo, no solo por su negativa a entrar en la operación –hay quien cree que no se hizo lo suficiente para convencerlo– sino porque es la niña de los ojos del presidente, que siempre tuvo muchas esperanzas depositadas en su talento explosivo.
Neymar, durante una celebración cuando aún vestía la camiseta del Barça / ARCHIVO
Pocas semanas después, los abogados de Neymar y los del Barça se vieron las caras en la Ciudad de la Justicia, donde se prolongaron las negociaciones para evitar el juicio. El entorno del jugador quería un acuerdo para sellar su fichaje por el Barça en verano a cambio de renunciar a una parte de la reclamación.
Messi entra en juego
No se produjo el acuerdo. La entidad azulgrana mantuvo la defensa de su postura, la negativa tanto a pagar esa prima de fidelidad como a comprometerse a su fichaje. Ello motivó una nueva estrategia de presión por parte del clan Neymar: las citadas reclamaciones por 3,5 y 6,5 millones, respectivamente.
Neymar amenaza con llevar su estrategia de presión hasta las últimas consecuencias, al tiempo que Bartomeu sufre también las presiones indirectas de Leo Messi, quien no ha dejado de apostar por el regreso del astro brasileño para volver a aspirar a la Champions.
Las últimas circunstancias añaden picante al asunto. Por un lado, el estancamiento de los ingresos por la expansión del coronavirus dificulta al Barça efectuar una operación de semejante calibre financiero, que amenaza con dejar las cuentas en descubierto. Únicamente la inclusión de primeras espadas como Dembelé, Coutinho o Griezmann podría allanar las negociaciones con Leonardo, en nombre de Al Khelaifi.
Neymar, antes que Lautaro
En la otra cara de la moneda, la crisis institucional que ha sufrido el club en la última semana deja a Bartomeu más expuesto que nunca. El presidente requiere la complicidad del vestuario para mantenerse fuerte y, principalmente, necesita a Messi.
Neymar y Messi en un entrenamiento del Barça / EFE
El astro argentino, pendiente de una renovación dónde parece importarle más el proyecto deportivo que el dinero, ha dejado claro por activa y por pasiva que quiere a Neymar. Bartomeu podría firmar el fichaje del brasileño para cerrar el círculo. En la directiva, hay voces como la del propio Bordas que secundan la operación. Y el citado directivo ha ganado galones en la junta como responsable del primer equipo.
Por mucho que se hable de Lautaro Martínez –el preferido de la secretaría técnica y buena parte de la directiva– y de otros grandes nombres como Fabián, Saúl, Ndombelé, Alaba, Upamecano o Isak, en estos momentos todo apunta otra vez al de cada verano: Neymar. La última palabra la tiene Al Khelaifi.