Tras meses de investigación en la sombra, el FIFAGate ha vuelto a golpear con fuerza a Jaume Roures. Y es que su socio, y fundador de Mediapro, Gerard Romy, ha sido acusado por el Departamento de Justicia de Estados Unidos por delitos relacionados con el fraude electrónico y el blanqueo de dinero, según un comunicado de la Fiscalía. En esta nueva acusación también se incluye a dos antiguos ejecutivos del conglomerado mediático 21st Century Fox, la compañía española de producción audiovisual Imagina Media Audiovisual (el 'holding' de Globomedia y Mediapro) y la uruguaya de márketing Full Play Group.
De acuerdo con la Fiscalía, según se establece en la acusación, los nuevos acusados usaron sus posiciones en el mundo del fútbol internacional para participar en planes que implican la solicitud, oferta, aceptación, pago y recepción de sobornos, principalmente para obtener derechos de transmisión lucrativos para varios torneos y eventos internacionales de fútbol.
Los cargos contra Romy
En concreto, Romy ha sido acusado por corrupción en la compra de derechos televisivos de sobre todo partidos clasificatorios de la Copa Mundial de la FIFA. Del socio de Jaume Roures, se indica que era un ejecutivo de alto rango y accionista de Imagina, un conglomerado multinacional de medios privado con sede en Barcelona, España, que poseía varias filiales en todo el mundo, incluso en este país. Igualmente, la acusación señala que Romy participó en estrategias para pagar millones de dólares a funcionarios de alto rango de la Unión de Fútbol del Caribe (CFU) y de federaciones dentro de la Unión Centroamericana de Fútbol (UNCAF), que operan bajo la CONCACAF, para asegurar los derechos de transmisión de los partidos clasificatorios de la Copa Mundial de la FIFA.
Gerard Romy, fundador de Mediapro y socio de Jaume Roures | REDES
En relación con el esquema de CFU, Romy y sus conspiradores presuntamente acordaron pagar a Jeffrey Webb, un alto funcionario de la CFU y el presidente de CONCACAF, un soborno de tres millones de dólares. El presunto soborno fue a cambio de una parte del contrato para los derechos de comercialización de los partidos clasificatorios de la Copa Mundial de la CFU para el 2018 y 2022, de acuerdo con las autoridades.
El origen del FIFAGate
Todo este proceso judicial empezó a finales de 2015. En aquellos momentos, Mediapro, el grupo audiovisual que lidera Jaume Roures se vio envuelto en este escándalo cuando el Departamento de Justicia de EEUU reveló el “Superseding indictment” como parte de su investigación relacionada con la corrupción de la FIFA.
Dos directivos del grupo Imagina, la filial estadounidense de Mediapro, fueron acusados de pagar más de 5,5 millones de dólares en sobornos a funcionarios de la Confederación de Fútbol de la Asociación del Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf) a cambio de los derechos de comercialización y marketing de los partidos de clasificación para el Mundial.
La sede de la FIFA, en Suiza | REDES
Los principales implicados, Fabio Tordin y Roger Hughet, se declararon culpables de los cargos de conspiración para cometer fraude electrónico, fraude fiscal y blanqueo de capitales. Ambos fueron sancionados con 600.000 dólares y fueron cesados de sus funciones en el grupo Imagina. Según la Fiscalía, además, otro ex alto cargo de la compañía habría estado presuntamente implicado en los sobornos, aunque no se desveló su nombre.
Romy, en el centro de la diana
La investigación siguió su curso y en noviembre de 2017 se desveló que el FBI había acusado a Mediapro de sobornar a la FIFA para los derechos del fútbol. Las pesquisas de los periodistas situaron al frente de la trama de sobornos al accionista de Imagina Gerard Romy, mano derecha de Jaume Roures en la compañía.
Romy "aceptaba y/o facilitaba sobornos, comisiones ilegales y otros tipos de pagos ilícitos efectuados a funcionarios de la FIFA, y el blanqueo de los pagos y productos de los sobornos", según reveló El Confidencial.
La Fiscalía, además, señaló que los altos ejecutivos de Imagina utilizaban facturas y contratos falsos para encubrir el pago de dichos sobornos y que estos eran transferidos a cuentas bancarias a nombre de intermediarios en terceros países.
Roures compró su libertad
Sin embargo, en julio de 2018 Mediapro llegó a un acuerdo con la Fiscalía de Nueva York para salir del procedimiento judicial abierto por los pagos irregulares en los derechos de partidos de clasificación para el Mundial. La empresa de Jaume Roures reconoció su culpabilidad y se libró de seguir siendo investigada a cambio de casi 20 millones de euros.
De este modo, el grupo Imagina se declaró culpable por dos delitos de conspiración de fraude electrónico. En concreto, reconoció haber sobornado a dirigentes del fútbol caribeño y centroamericano a cambio de los derechos de emisión de partidos de clasificación para los Mundiales de 2018 y 2022.
Jaume Roures, fundador de Mediapro / EP
La filial de Jaume Roures tuvo que pagar 10 millones de euros en concepto de multa a la justicia estadounidense. Otros 4,3 millones fueron abonados por los beneficios obtenidos a través de los pagos irregulares. Además, abonó 5,4 millones de euros a las federaciones de fútbol afectadas. De estos, unos 2,6 millones fueron a la Unión Caribeña de Fútbol (CFU), 1,5 a la Federación Hondureña, 690.000 a la de Guatemala, 525.000 a la de Costa Rica y 495.000 a la de El Salvador.
En total, 19,7 millones de euros que le valieron para evitar ir a juicio. Una fórmula que ya habían utilizado antes otros implicados, como Fox Sport y Televisa, que también pagaron al Departamento de Justicia de EEUU.
Sin embargo, la Fiscalía no cerró el caso tras ese momento. Y prácticamente dos años después, y tras seguir investigando en la sombra, decidió sacar nuevos informes que han implicado directamente a Gerard Romy, socio de Jaume Roures y fundador de Mediapro.