Confirmado. Tras la cumbre del pasado miércoles entre el presidente Josep Maria Bartomeu y el secretario técnico Eric Abidal, se decidió mantener al francés al frente de la dirección deportiva. Horas antes, había abierto un polémico episodio al calentar a Leo Messi con unas declaraciones en referencia a Valverde.
La decisión de la cúpula de la junta directiva no sorprende. Hubieran sido demasiados frentes abiertos en pocos días. A mediados de enero se relevó al entrenador, también se firmó un discreto cierre del mercado de fichajes con operaciones muy discutidas como la de Carles Pérez o Francisco Trincao y ahora el conflicto Abidal-Messi.
La calma y la tranquilidad siempre ha sido la primera opción de los directivos del Barça. Cada vez que hay un incendio, la prioridad es apagar el fuego cuanto antes sin dejar ninguna víctima por el camino. Bartomeu y su séquito quieren evitar la inestabilidad y prefieren hacer siempre los menos movimientos posibles.
Bartomeu y Abidal en una imagen de archivo / FC Barcelona
En algunas ocasiones, da la sensación de que un club tan grande como es el azulgrana requiere mano dura y algunas decisiones más drásticas, e incluso radicales. Muchos pedían la destitución de Valverde tras Anfield, pero esta no llegó. La junta actual piensa diferente y solamente quiere tomar ese tipo de decisiones cuando las cosas se ponen feas.
Incendios mal apagados
Los aficionados culés fueron muy críticos con las formas en las que se destituyó al Txingurri. Se le estaba buscando sustituto desde hace meses, según dice el propio club, y de mientras, él seguía dirigiendo el entrenamiento como si nada ocurriera. Salió por la puerta de atrás, con un comunicado y sin ser despedido como su profesionalidad merecía.
Es cierto que el equipo parecía haber perdido el rumbo y necesitaba un cambio si se quieren luchar por todos los títulos. Ya quedaba en entredicho tras la debacle de Roma y la de Anfield Road. Se espera que, con tiempo, Quique Setién pueda imponer su estilo de juego y volver a ilusionar a los futbolistas y al Camp Nou.
Valverde contempla a los jugadores del vestuario del Barça fuera del Camp Nou / EFE
Quien sí que saltó en verano fue Pep Segura, mánager general de la entidad encargado de los fichajes. Ya llevaba tiempo en la cuerda floja y a la junta le costó, pero finalmente tomó la decisión. Los últimos fracasos en el mercado de fichajes lo dejaron en el centro de la diana.
Algo parecido le sucedió a Robert Martínez, secretario técnico encargado de encontrar sustituto a Neymar Junior. Confió en Ousmane Dembelé y Phillippe Coutinho, pero salió mal la apuesta. Se fue en junio de 2018 como el gran castigado de la debacle del Olímpico de Roma.
Robert Fernández con Pep Segura en una imagen de archivo / FC Barcelona
En 2015 fue el turno de Andoni Zubizarreta, que pagó los platos rotos en Anoeta, momento en que hubo una seria discusión entre Messi y Luis Enrique. Se prescindió del director deportivo y, en esa ocasión, salió cara. Meses más tarde, el equipo levantaba el triplete y Josep Maria Bartomeu ganaba las elecciones.
Aunque la filosofía de esta junta es evitar todos aquellos incendios posibles, la realidad es que en este mandato ha habido de todo tipo -deportivos, institucionales, con los socios, por el escudo…- y poco a poco se han ido olvidando. Este club es experto en generarlos y la apuesta hasta la fecha ha sido la de mirar para otro lado y hacer como si no hubiera pasado nada. El tiempo lo cura todo. O no.