Menos de una semana para el clásico. El Barça-Madrid del próximo 18D acapara portadas y foros de debate. El mundo del fútbol está en vilo por los agitadores que amenazan la celebración del partido más esperado. Las oficinas del FC Barcelona echan humo.
El presidente, Josep María Bartomeu, y su vicepresidente primero y responsable del área social, Jordi Cardoner, se han encargado de alzar la voz en las últimas horas. Las principales autoridades han tomado el mando en lugar de emitir comunicado alguno en respuesta a las peticiones constantes de Tsunami Democràtic.
El colectivo independentista, cuyos interlocutores no están identificados por el riesgo que correrían de cara a las autoridades, solamente se expresa mediante comunicados en las redes sociales. A través de estas manifiestan sus intenciones y voluntad. El Barça no negocia con ellos porque, entre otras cosas, ni siquiera conocen a los interlocutores.
Pancartas habituales
La única respuesta que ha dado el club a esos comunicados se corresponde con la manera de obrar que viene siendo habitual en la entidad que preside Bartomeu: el Camp Nou es un espacio de libertad de expresión donde cualquiera puede manifestar su opinión siempre y cuando lo haga con respeto, sin insultos ni mensajes xenófobos o que induzcan a la violencia.
Las pancartas en el estadio se vienen mostrando durante toda la temporada. También en años anteriores. Incluso el propio club ha utilizado las gradas para mandar mensajes en forma de tifo. Baste como ejemplo el “La Masía no es toca” que se utilizó para responder a la FIFA tras la sanción que impuso al club por los fichajes de menores de edad.
Una pancarta independentista rodeada de esteladas en un partido del Barça / EFE
Este año se han podido leer distintos mensajes de índole política como “solamente las dictaduras encarcelan a líderes políticos”, “libertad para todos los presos detenidos y exiliados” o, directamente, textos con la palabra “independencia” rodeada de esteladas. Por este motivo, el Sit and Talk que propone Tsunami Democràtic no supone, a priori, ninguna alteración con respecto a esta dinámica.
¿invasión de campo?
La prioridad del Barça, que sí trabaja en sintonía con los Mossos d’Esquadra, es garantizar dos derechos fundamentales: el derecho a manifestarse pacíficamente y el derecho a movilizarse para asistir a un espectáculo deportivo. El comisario del citado cuerpo policial será el máximo responsable del evento en materia de seguridad y ya ha garantizado la seguridad del mismo.
La policía catalana tiene la misión de velar por el buen desarrollo del encuentro, que no debería ser problemático, según se desprende de los propios comunicados de Tsunami Democràtic. La entidad asegura que “es muy sencillo que el partido se juegue con normalidad; solo hay que garantizar la presencia del Spain sit and talk en las gradas y en el terreno de juego”. Aunque esa última referencia al terreno de juego levanta ampollas.
En caso de que se produzca una invasión de campo, los Mossos, en colaboración con los stewards de seguridad del Barça, tendrán la misión de impedirla. Sin embargo, la hipotética sanción de Antioviolencia la pagaría el club, según se desprende del código disciplinario de la RFEF, cuyo artículo 74 alude al “correcto desarrollo de los espectáculos deportivos”.
Precedentes y sanciones de riesgo
En precedentes anteriores las sanciones fueron económicas. Leve al Espanyol el año pasado, con una multa de 10.000 euros, y más grave, por ejemplo, a Las Palmas en 2014. El club canario se llevó una sanción de 90.000 euros por la invasión del césped.
Lo que no se contempla, a pesar de que así lo hayan publicado algunos medios, es que se juegue el partido a puerta cerrada. Un aspecto que sería muy negativo para el Barça, que perdería el factor ambiente para ayudar a remar a favor.
Sin embargo, en infracciones de especial gravedad relativas al desarrollo de los partidos, sí existe la posibilidad de que un club sea sancionado con la clausura del estadio o con la obligación de celebrar algunos partidos a puerta cerrada. Esto podría ocurrir, según el mismo artículo 74 CD, por la omisión en el deber de adoptar todas las medidas establecidas.