Gerard Piqué reconoció este miércoles por la noche lo que era un secreto a voces. Neymar Junior es uno de los futbolistas más deseados por la plantilla del Barça y así lo explicó el central catalán. Hasta tal punto de que los jugadores quisieron intervenir directamente en el regreso del brasileño al Camp Nou.
El 3 blaugrana explicó el siguiente episodio: “Le dijimos a Bartomeu que si había que aplazar pagos en los contratos para ajustar el fair-play financiero y fichar a Neymar, lo hacíamos. Nos retocábamos el contrato”. Los pesos pesados del equipo estaban completamente entregados a la causa, pero finalmente los directivos azulgranas desestimaron esa opción.
La junta directiva del Barça valoró positivamente el gesto de los capos del vestuario, pero desechó la posibilidad por una cuestión de "responsabilidad". Según ha podido saber Culemanía, la cúpula consideró que "solamente al club correspondía hacerse cargo del fichaje, siempre que se diesen las condiciones". Es decir, sin hipotecar a la entidad ni a sus acreedores, que en este caso serían los jugadores.
Messi, Neymar y Piqué en una imagen de archivo / EFE
Piqué fue más allá con sus declaraciones: “No se trataba tanto de poner dinero, sino de dar facilidades para que algunos pagos en lugar de hacerlos en un primer año se pasaran a un segundo o a un tercero”. “El club dijo que le parecía bien, pero luego hubo otros problemas”, sentenció el defensa.
Opción descartada
Culemanía ha podido saber que, pese a ser recibida la propuesta con ánimo optimista, nunca se llegó a tomar del todo en serio. Al parecer surgió en aras de una conversación más bien informal donde Piqué, ejerciendo de portavoz del vestuario, transmitió la voluntad de ayudar. Sin embargo, semejante operación entrañaba unas complejidades excesivas, más allá de la imagen y críticas que se hubiesen podido generar.
La directiva siempre tuvo muy claro que la responsabilidad de fichar a Neymar era única y exclusivamente suya, nunca de los jugadores. Tanto la decisión de intentar ficharlo como el éxito o fracaso de la operación eran cuestiones que debía asumir enteramente la junta. Y así lo hizo.
Neymar, lamentando una jugada con el PSG / EFE
Como contrapunto, a todo ello se le sumaba la firme apuesta que había hecho el Barça por Antoine Griezmann porque veían su fichaje como una "posibilidad única de mercado". "No hay jugadores tan buenos a ese precio, que además conozcan la Liga española y que, encima, quieran venir al Barça", aseguran las fuentes consultadas. Estos argumentos, y la dificultad siempre conocida de traer a Neymar de vuelta, obligaron a cerrar el fichaje de Griezmann, lo que todavía complicaba más el posible fichaje del extremo brasileño.
El club era consciente que el retorno de Ney trastocaría por completo la sostenibilidad económica de la entidad. Se invirtieron un total de 251 millones de euros en cinco incorporaciones y no se consideraba al brasileño un jugador tan necesario para cambiar toda la estructura salarial de la plantilla.
La única opción
En este sentido, el presupuesto se hubiese visto completamente alterado. El curso pasado -sin Neymar ni Griezmann en la plantilla- el Barça destinó 523 millones a nóminas deportivas, un 55% del total de gastos: 973 millones de euros. Con el francés y el brasileño juntos, también a nivel salarial hubiese sido inviable.
Josep Maria Bartomeu y Nasser Al Khelaifi en un Barça-PSG / EFE
Además, Las opciones de que el extremo volviera al Barça pasaban por un traspaso de unos 120 o 130 millones de euros más la inclusión de varios jugadores que no estaban por la labor de salir del club. Muy complicado. Más si se tiene en cuenta que el presidente del PSG, Nasser Al-Khelaifi, jamás habría cedido por menos de 200 millones de euros. Ese era el mínimo irrenunciable que se marcaron y que solamente con la inclusión de Dembelé se habría podido abaratar.