Que el fútbol y la política no se deben mezclar es solo un tópico. Este lunes vimos un nuevo ejemplo de ello. El Barça -y muchos otros clubes de Catalunya- se posicionaron al conocer la sentencia del Tribunal Supremo a los políticos presos. También ocupa todas las portadas de este martes los cánticos y gestos racistas en el Bulgaria-Inglaterra del partido clasificatorio para la Eurocopa 2020.
Por último, vimos una nueva muestra de ello en el Francia-Turquía. Empataron a un gol y los internacionales turcos decidieron celebrar el tanto haciendo el saludo militar. No se trataba de una simple celebración sino un mensaje de apoyo a los soldados de su país que están en conflicto armado con el pueblo kurdo en el norte de Siria.
Jugadores turcos celebrando su gol contra Francia / EFE
También celebraron de la misma manera el gol contra Albania (1-0) la semana pasada y repitieron el gesto en el vestuario. La propia federación justificó estos actos diciendo que es una muestra de apoyo a los “mártires” que luchan por Turquía. Ya ha habido países que han pedido a la UEFA que se eche a Turquía de la Eurocopa y que se cambie la sede de la Champions League 2020: Estambul.
Resumen del conflicto turco-kurdo
Este conflicto no es nada reciente. Se inició en 1978 y aún dura en la actualidad. El Kurdistan, un territorio ubicado entre Siria y Turquía exige su independencia y lo han hecho mediante actuaciones de grupos insurgentes y milicias armadas como el PKK que países como Turquía, Estados Unidos o la Unión Europea han calificado de “terroristas”. Desde 2011 están en guerra.
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía que ha revalidado su continuidad recientemente en las urnas, lanzó el pasado miércoles 9 de octubre su tercera ofensiva terrestre desde 2011. Esta llegó dos días después que Estados Unidos retirara las tropas de la zona y que los kurdos hubieran llegado a un acuerdo con Siria.
Los bombardeos en el norte de Siria siguen estando a la orden del día / EFE
Actualmente, el ejército turco sigue bombardeando y disparando a posiciones de las milicias kurdas. Las reacciones a estas ofensivas no se hicieron esperar. Los ministros de exteriores de la Unión Europea condenaron unánimemente el ataque turco. Algunos países fueron más contundentes y decidieron poner fin inmediatamente a las exportaciones de armas a los turcos.
La final de la Champions, en peligro
Las celebraciones de los jugadores turcos han despertado una gran polémica. El primer país que planteó el cambio de sede de la final de Champions League 2020 fue Italia a través de Vincenzo Spadafora, ministro de deporte del gobierno de Conte. Según la agencia italiana ANSA, envió una carta a la UEFA pidiendo que se estudie si resulta oportuno jugar la final en Estambul, el 30 de mayo del próximo año.
El político italiano explicó en su mensaje que “sabemos bien que el drama que está ocurriendo en Siria no se resolverá con este acto, pero todos somos conscientes de la importancia (política, mediática, económica, cultural) que significa una de las citas deportivas más importantes a nivel mundial”.
Vincenzo Spadafora, en una imagen de archivo / EFE
El vicepresidente de la UEFA, el italiano Michele UVA, recogió la petición, pero todavía ve prematuro tomar una decisión al respecto: “Está claro que el Comité Ejecutivo y el presidente Aleksander Ceferin evaluarán las situaciones, pero me parece absolutamente prematuro hablar de sanciones a este nivel”.
“El deporte, y en especial el fútbol que tiene una exposición mediática mundial, no puede permitirse señales distintivas de naturaleza política. Ciertos gestos son absolutamente repudiables”, añadió el directivo sobre los gestos de los futbolistas turcos. Por ahora, la final se jugará en Estambul, pero este movimiento pidiendo un cambio solo ha hecho que empezar.