No es ninguna novedad que el vestuario tiene el poder del Barça. Cuando los jugadores quieren algo, a menudo lo consiguen. Esto siempre ha sido así. En el tira y afloja, los ídolos de la afición tienen las de ganar. Pero en las últimas semanas, los mensajes del vestuario están dando que hablar y se cuestiona su poder.
Primero fue Leo Messi en una entrevista concedida al diario Sport. El astro argentino cuestionó públicamente que la junta directiva hubiera hecho todo lo posible para traer de vuelta a Neymar Junior: “No sé si el Barça hizo todo lo posible”. Claro está que el 10 quería el regreso de su amigo.
Gerard Piqué fue más allá. Después del partido contra el Villarreal, explicó que el discreto rendimiento del equipo viene de la mala planificación de la pretemporada. Algo que Clement Lenglet confirmó este lunes. La plantilla viajó a Japón y a Estados Unidos como preparación.
Las amenazas de Piqué, apoyadas por Messi y Luis Suárez
Recientemente, contra el Getafe, el central volvió a coger el micrófono y mandó un duro mensaje a la directiva, acusándoles de hacer filtraciones y de manejar a los medios: “Conocemos al club, sabemos cuáles son los diarios afines y quién escribe cada artículo, aunque los firme otra persona”.
No es nada nuevo
Ya el propio Ernesto Valverde se quejó de los viajes en la pretemporada. No es plato de buen gusto hacer una larga ruta sin apenas haber cogido ritmo, pero es un precio que se debe pagar. Si los futbolistas quieren sueldos astronómicos, estos se pagan en parte con los ingresos generados en estos viajes, que pueden equivaler al salario completo de un jugador. Lo mismo para el entrenador, solo vendrán los cracks si se paga por ellos.
Una foto de Ernesto Valverde con Josep Maria Bartomeu durante un entremaniento del Barça / FCB
El club tiene que saber lidiar entre la sostenibilidad y el bienestar de los jugadores. Son el activo más importante pero no quienes deben tomar las decisiones. Ahora estos recados han causado furor, pero no es algo fuera de lo normal.
Los mensajes cruzados entre directiva y vestuario no son nada nuevo en la historia del fútbol ni en Can Barça. Recientemente hemos visto como los jugadores utilizan los medios a su servicio para avanzar en las negociaciones contractuales. El último ejemplo de ello fue Jordi Alba hablando de su renovación.
“La gente habla de muchas cosas. Cuando esté cerrado o no, lo diré. Al final la gente me tiene que creer a mí, no lo que se hable en otros medios. Se habló de muchas cosas, entre ellas que había renovado y no es verdad. Siempre he sido un tío muy sincero y cuando haya algo ya lo diré, pero esa noticia es falsa”, explicó sobre una posible filtración. Días más tarde firmaba su contrato hasta 2024.
En el pasado también atacó Sergio Busquets a Pep Segura, manager general, que culpó a Piqué de uno de los goles en un clásico de la Supercopa de España (1-3). "Señalar a un jugador no es la mejor manera de expresarse y menos desde el club", apuntó el centrocampista en rueda de prensa. Y es que el 3 siempre ha estado en el foco del debate. El de Badía también ha mandado mensajes contundentes cuando tenía que renovar, pendiente de suculentas mejoras salariales.
La polémica de ‘La Decisón’
Otro cruce de declaraciones se vivió tras la emisión del documental La Decisión del fichaje de Antoine Greizmann, de la productora de Piqué, Kosmos. Jordi Mestre, ahora ya exdirectivo, explicó que “he hablado con Piqué, su intervención ha generado tristeza y malestar en el club y en una parte de la afición. Hablaremos internamente con Gerard Piqué y con Samuel Umtiti después del Mundial”, sobre el vacile público del francés.
Piqué y Bartomeu se saludan con respeto / FC Barcelona
El central se defendió con un “me duele que se cuestione mi amor por este club”. También explicó que la relación con la directiva era excelente: “Tenemos la suerte de tener un presidente muy cercano al vestuario y es algo que hacemos a menudo”. Algo que parece que ha cambiado radicalmente.