Discrepancias y diferencias personales han dejado a Pep Segura, actual director deportivo del FC Barcelona, sin uno de sus principales defensores en la junta directiva del club, Jordi Mestre. El ya exvicepresidente del área deportiva del Barça presentó este miércoles su dimisión. Una decisión "irrevocable" y repentina y a su vez, también meditada que deja a Josep Maria Bartomeu sin su mano derecha y sin otro apoyo de autoridad que mantenga la apuesta por Pep Segura como mánager deportivo del Barça.
Una dimisión inesperada en un momento crucial para el devenir de la entidad catalana --en pleno mercado de fichajes-- y que da fuerza y argumentos a las voces contrarias a Segura dentro de la junta directiva azulgrana. Es evidente que discrepancias han existido siempre entre directivos, pero desde hace meses la figura de Pep ha estado muy cuestionada.
Segura ha sido víctima, o verdugo según se mire, de sus propias decisiones. Todas ellas bajo el punto de mira y muy cuestionadas por todas las esferas del club. Desde la directiva hasta el fútbol formativo. Pese a que este jueves el diario Sport aseguró que el director deportivo había presentado su dimisión a Bartomeu, fuentes cercanas al mánger han desmentido a este medio dichas informaciones. No ha presentado su dimisión, y tampoco piensa hacerlo han confirmado a Culemanía.
Bien es cierto que este jueves Segura y Bartomeu mantuvieron una reunión para analizar el futuro del club tras la dimisión de Jordi Mestre. En dicho encuentro también se habló largo y tendido de la continuidad del mánager, pero nunca sondeó la posibilidad de dejar , una decisión que ahora recae en la figura del presidente que, de momento, le mantendrá en el puesto --que ocupa desde 2017-- a la espera de una decisión final.
Con la soga al cuello
Con Segura respirando tranquilo, al menos hasta que se presente a Frenkie De Jong este viernes y se oficialice el fichaje de Antoine Griezmann la próxima semana, las dudas entorno al director deportivo no cesan. La dimisión de Mestre no es una casualidad aleatoria. Con distintos frentes abiertos dentro de la junta, el empresario hotelero decidió poner fin a sus responsabilidades como directivo azulgrana y ceder plenos poderes a dos de los directivos más contrarios al rol que desarrolla Pep: Javier Bordas y Silvio Elías.
Leo Messi posa con Bartomeu, Mestre, Bordas y Pep Segura tras su última renovación / FCB
Una situación que responde más a una película de capos enfrentados por intereses comunes que a una directiva que tiene que decidir en las próximas semanas los fichajes del futuro de la entidad. En la junta hay dos nombres señalados en rojo: Javier Bordas y Silvio Elías. Ambos encabezaron la oposición hacia Segura durante estos meses y han mantenido la puja personal con Mestre hasta conseguir su objetivo: debilitar a la figura de Segura.
Los problemas deportivos
La conspiración contra Segura ha surtido efecto. Sin Mestre, su figura está en la cuerda floja y solo le queda Bartomeu. Además, tampoco cuenta con el beneplácito de gran parte de la afición y de los responsables del fútbol formativo. En el presente más inmediato, Segura cuenta con el crédito que le ha dado el examen más difícil que ha realizado hasta la fecha: dar salida a distintos jugadores para cuadrar las cuentas antes del 30 de junio --un objetivo que cumplió notablemente-- pero nadie olvida su nefasta gestión en materia de fichajes en el mercado de invierno.
Los dos refuerzos del primer equipo, Jeison Murillo y Prince Boateng, llegaron bajo su supervisión y mandato. Dos jugadores que apenas contaron para Ernesto Valverde y que nunca fueron una alternativa real para los titularísimos Piqué y Lenglet. A ello se le suman las críticas externas sobre el cambio de filosofía en el fútbol base. En concreto, en el Área de Metodología de entrenamiento que estaba bajo la supervisión de Joan Vilà, Paco Seirulo, Emili Ricart y Víctor Sánchez, hasta hace poco y que crearon en 2011 Guardiola y Zubizarreta. Según señalaron fuentes cercanas semanas atrás, Segura decidió en 2015 cambiar una parte de los entrenamientos de las distintas categorías inferiores así como también el perfil de delanteros que ficharía a partir de ahora el conjunto catalán.
Unas acusaciones graves, pero reales, que se suman a otras infundadas y propias a la falta de información de algunos. Segura es responsable de la dirección deportiva del club desde 2017, pero el barcelonismo, especialmente en redes sociales, le culpa de distintos fracasos en materia de fichajes que estuvieron lejos de su círculo de influencia. En los últimos días se han filtrado en redes diferentes informaciones falsas contra Pep Segura. Entre ellas se encuentra el posible fichaje de Matthijs De Ligt cuando tenía 15 años. Algunos han asegurado que Segura lo descarto, pero era un traspaso imposible dada la normativa de la FIFA al ser menor de 16 años.
Matthijs de Ligt en un partido con el Ajax de Ámsterdam / EFE
También se le ha culpado de la salida de Dani Olmo en 2014, un jugador que vuelve a gustar en Can Barça, pero que cuando salió Segura todavía no estaba en el club. Asimismo, también se le ha responsabilizado del fracaso con el fichaje del canterano Fabián Ruiz --ahora muy cerca del Real Madrid-- pero esa incorporación la negoció Serra Ferrer en 2016.
Con pinzas
De momento, Segura mantiene el crédito y el puesto en el Barça, pero no de forma definitiva. Queda ver la decisión que toma Bartomeu una vez finalicen los compromisos inmediatos que tiene el club con De Jong y Griezmann. La estabilidad en ambos fichajes es una prioridad total que entiende toda la junta, pero que no le salva por completo.
De acabar despedido la conspiración habrá surtido efecto. Con Mestre agotado por las diferencias internas y fuera de la junta, las voces contrarias al director deportivo ganan argumentos y fuerza para deshacerse del mánager, una vez la más estricta actualidad permita aborddar y analizar la situación en frío.