Primero fue la debacle de Anfield. Luego se produjo la derrota ante el Valencia en la final de Copa del Rey. El pésimo tramo final de temporada que completó el FC Barcelona obligó a los altos mandos del club a realizar una profunda reflexión. ¿Cuál es el problema? ¿Qué ha fallado? ¿Cómo ha podido pasar otra vez? ¿De quién es la culpa?
Una vez se llegó a determinadas conclusiones, fue el momento de tomar ciertas decisiones. La primera fue la de ratificar a Ernesto Valverde en el cargo. La dirección deportiva tiritó, pero parece que tampoco habrá cambios. Sí los habrá en la plantilla: Philippe Coutinho e Ivan Rakitic son los dos grandes señalados y están en el mercado, de la misma forma que hay otros futbolistas que empiezan a ser considerados un problema.
Sobretodo uno en especial: Luis Suárez. Hay miembros en la cúpula del club que consideran que el delantero uruguayo es uno de los grandes impedimentos para que el equipo vuelva a reinar en Europa. No cabe duda que es uno de los grandes nueves en la historia del club, pero da la sensación que su época ya ha pasado.
Ni números ni juego
Basta con mirar los números para darse cuenta de ello. El charrúa ha cosechado sus peores registros estadísticos desde que llegó al Camp Nou. Ha anotado 25 goles y ha repartido 13 asistencias en 49 partidos, unas cifras algo pobres teniendo en cuenta que se trata de la referencia ofensiva de un equipo como el FC Barcelona.
Luis Suárez celebrando un gol con el Barça /EFE
Aunque lo más preocupante es su sequía en la Champions League. Este curso ha marcado un gol en diez encuentros, igualando así las estadísticas de la temporada pasada. Dos años atrás, vio puerta tres veces en un total de nueve duelos. Cinco dianas en 29 partidos son unas cifras escandalosamente pobres e incluso reprochables para un delantero del conjunto azulgrana. Por no mencionar que el próximo 16 de septiembre, si no marca antes, se cumplirán cuatro años de su último gol fuera de casa en Europa.
Y no es solo cuestión de registros, que al final no lo son todo, sino también de lo que se ve en el terreno de juego. Suárez ya no es ese futbolista rápido, móvil y con capacidad de asociación. Incluso en ciertos encuentros parece haber perdido el olfato de gol y cierto toque a la hora de definir. Que este curso haya hecho 25 goles se debe más a su talento innato y al hecho de jugar con alguien como Messi y en un equipo como el Barça que a su nivel futbolístico en sí.
Estado físico
Su rendimiento sobre el terreno de juego está estrechamente ligado con el otro aspecto que preocupa en la junta directiva: su físico. Ya van varias temporadas en que el uruguayo llega al inicio fuera de forma y necesita varios (bastantes) encuentros para coger el tono físico adecuado. Este último curso, por ejemplo, solo anotó tres goles en los diez primeros encuentros. Una vez volvió a su forma, anotó seis goles entre Sevilla, Madrid y Rayo. El FC Barcelona, que por esas fechas no contaba con Messi, notó y agradeció su mejora.
Luis Suárez celebrando un gol con el Barça / EFE
Además, ha arrastrado problemas en la rodilla derecha que mermaron su rendimiento durante todo el año. Lo peor no fue eso, sino que tuviera que jugar tocado por la falta de un relevo de garantías. El mismo que él rechazó, según apuntó el pasado lunes El Club de la Mitjanit. Tras la debacle de Anfield, con nada más que la Copa del Rey en juego, se operó y actualmente ya está plenamente recuperado para disputar la Copa América con su selección.
Con el apoyo de Leo Messi en el vestuario, parece complicado que el FC Barcelona pueda buscarle una salida el próximo verano. Lo que es seguro es que el club ha aprendido la lección y fichará a un futbolista que aumente la competitividad en el ataque del equipo.