En la junta directiva del FC Barcelona hay personalidades de todo tipo. Intereses de lo más diversos que explican la presencia no remunerada de unos y otros. El escaparate es mundial y casi todo lo que sucede dentro del club acaba trascendiendo debido al gran poder mediático que tiene la entidad. Algunos se sienten especialmente atraidos por esos poderes. Otros, simplemente se enrolan en el Barça por una cuestión de ego. Y, de vez en cuando, también aperecen los que se meten única y exclusivamente por amor al club.
Sea por el motivo que sea, lo que no escapa a nadie es que pertenecer al Barça conlleva, además de un gran honor, una fuerte exigencia. Un desgaste que muchos ciudadanos no asumirían sin una compensación económica directa. Esa presión, entre otros motivos, se ha llevado por delante a directivos como Javier Faus, Susana Monje, Carles Vilarrubí o Manel Arroyo. Habrá que ver si són los últimos antes de 2021.
El mes pasado se hacían públicos varios movimientos dentro de la directiva. Sorprendió la baja del secretario de la junta, el abogado Jordi Calsamiglia. Según anunció el club a través del portavoz Josep Vives, el propio directivo pidió un relevo en sus funciones como secretario. Actualmente este puesto lo ocupa Maria Teixidor, una de las supuestas aspirantes a la presidencia pos-Bartomeu.
Poco reconocimiento
El abogado, famoso por las discrepancias subidas de tono que mantuvo en el pasado con Joan Laporta en un ascensor, fue señalado en la pasada asamblea de compromisarios donde se gestionó de forma errática el cambio del escudo al quitarlo del orden del día. Aunque desde la directiva han explicado que él no tenía responsabilidad, fue la persona que habló con Bartomeu cuando se decidió retirar la votación del escudo en la asamblea de socios compromisarios. Calsamiglia estaba sentado junto al presidente, orquestando la función, y tuvo el infortunio de salir en la foto.
Es conocido que en el Barça algunas decisiones se toman con distancia, dejando que pase el tiempo para hacer menos ruido. Lo de Calsamiglia no fue una excepción, pero él se encargó de pedir el relevo. Fuentes de la directiva consultadas por Culemanía apuntan que no hubo ningún problema interno que llevase al letrado a dejar sus funciones como secretario. Fue víctima de la presión.
Otra visión del club
"Parece que se ha cansado, el cargo de secretario exige mucha responsabilidad y es poco agradecido porque solo se acuerdan de él cuando las cosas salen mal", confiesan a este medio. "A veces daba la sensación de que su trabajo era invisible", argumentan en defensa del directivo antes de añadir que "también quiere aprovechar para conocer el club mejor desde otras posiciones".
Calsamiglia hablando con Bartomeu en la última asamblea de socios / EFE
Su currículum es ejemplar. Es abogado titular del Bufete Calsamiglia y experto en responsabilidad civil, propiedad intelectual y derecho del deporte. Fue asesor de la Federació Catalana de Tennis durante más de 20 años y de la Federació Catana de Golf en ocho cursos. Actualmente ocupa un cargo en el Comité de Compliance y ostenta la condición de presidente de la Comisión de Disciplina.
Ejecutor del castigo por fraude
En este último cargo fue uno de los responsables de ejecutar el castigo a los 2.880 socios sancionados por haber revendido su entrada en un Barça-Real Madrid del curso 2017. El fraude detectado ayudó a desarticular una banda dedicada a la falsificación de entradas y a abrir una investigación de la Fiscalía.
Pese a las incomodidades que ha sufrido en el Barça desde que entró en la junta en 2015, y desde mucho antes, cuando ya formaba parte de la comisión disciplinaria, el abogado catalán quiere seguir ayudando al club desde dentro. Sin embargo, desde hace unas semanas optó por una posición más alejada de los focos.