Marta Plana es directiva y vocal del FC Barcelona desde el pasado octubre cuando, en una polémica y sonada votación, consiguió la aprobación de la Asamblea de Compromisarios para acceder al cargo. De hecho, su entrada en la directiva se dio gracias a que la votación para los nuevos miembros se hizo de forma conjunta.
A nadie se le escapa que mientras el secretario, Jordi Calsamiglia, pronunció su nombre, se alzaron decenas de cartulinas rojas en muestra de desacuerdo. Su llegada y su pasado fueron cruciales para un recibimiento como aquel, pero consiguió hacerse un hueco --con 323 votos a favor por 121 en contra y 84 en blanco-- en una directiva que apenas cuenta con dos mujeres tras la llegada de Maria Teixidó en 2015.
Inhabilitada, pero con la confianza de la cúpula
Su figura fue muy cuestionada por un escándalo pasado que la persigue como su propia sombra. La abogada --licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona y Juris Doctor con honores por la Nueva Southeastern University-- fue sancionada en 2016 cuando era consejera de la CMT (Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones).
Cobró durante dos años una pensión de 96.000 euros anuales mientras compaginaba dicho cargo con otro en una empresa privada de la que era cofundadora. Un escándalo que le costó el veto durante cinco años en cualquier cargo público. Pero más allá de su escándalo laboral, Marta Plana, tiene otros aspectos que llaman especialmente la atención.
Políticamente definida
Mientras la directiva del club siempre ha defendido la libertad de expresión entre sus trabajadores, jugadores y también socios y aficionados, especialmente en lo que se refiere a cuestiones políticas relacionadas con la independencia de Cataluña, Plana representa una corriente con fuerza en la junta.
Su posicionamiento político es claro y notorio: es unionista y, además, patrona de Juntos Sumamos, una fundación que tiene como objetivo buscar la "concordia" sobre "la tensión que se vive en Cataluña" entre independentistas y españolistas.
El currículum de Marta Plana, nueva directiva del Barça / FCB
Plana y su fundación siempre se han posicionado junto a las leyes del Estado español y ha dado siempre apoyo total al marco de convivencia que es el Estado de Derecho. Algo que no todas las voces de la directiva comparten. Especialmente en los últimos días, a raíz del juicio sobre el procés del Tribunal Supremo o la actuación policial en Cataluña el 1-O.
Sin riesgos económicos
Plana representa a esa gran parte de la afición del Barça que no se identifica con el barcelonismo más arraigado a su tierra, pero que tampoco impone su pensamiento en el Camp Nou. Es un sentimiento que tiene dividido a gran parte del barcelonismo y al que ella, como otros tantos, ha querido separar de sus negocios personales.
Es también cofundadora de la empresa Digital Origin, una de las empresas que, tras celebrarse el reférendum del 1 de octubre, puso rumbo a Madrid --fiscalmente hablando-- para evitar los riesgos y la incertidumbre económica que se vivieron los días posteriores en la comunidad autónoma. Días más tarde, Plana abandonó la empresa que ella misma cofundó para actuar como asesora de Cabify. Cargo que todavía ejerce y que compagina con su presencia no remunerada en el club catalán.
Miembro del círculo de economía
Asimismo, también es miembro de la Junta del Círculo de Economía y presidenta del Foro Fintech, y colabora regularmente con Bits Sin Fronteras, una ONG que apoya el desarrollo de programas educativos en África. Además, cuenta con herencia azulgrana. Su madre, Carme Drópez, fue directiva del FC Barcelona en la década de los 90. Un cargo similar al que realiza ella hoy por hoy.
Plana es sin duda una de las pocas mujeres que representa al club, pero sus valores y principios, siempre muy cuestionados, distan de los que caracterizan a una directiva que avaló su llegada para dar forma al Innovation Hub azulgrana.