La tormenta de Joan Oliver con el Reus todavía no ha terminado. El empresario catalán ya está fuera del club, pero desde la entidad rojinegra aún existen muchas cuestiones sin resolver respecto a la gestión económica que realizó.
Endeudado hasta las cejas durante más de dos años con distintos proveedores, jugadores y clubes deportivos, fueron los futbolistas quienes denunciaron públicamente la precaria situación que vivían bajo el mandato de Oliver. Un final que ya se conoce: descenso administrativo y una multa de 250.000 euros de la que deberán hacerse cargo los nuevos propietarios nortemaericanos.
¿Sin solvencia?
Pese a que Oliver siempre prometió ponerse al día con las deudas, parece ser que tenía otras prioridades económicas junto a sus socios, entre ellos Joan Laporta. Con facturas acumuladas sobre su mesa, el entonces máximo propietario de la entidad catalana transfirió a la empresa Core Store SL, de la que es accionista junto al expresidente azulgrana, 300.000 euros.
Una foto de archivo de Joan Laporta y Joan Oliver
Un movimiento que justificó para devolver un préstamo, pero que acaba con su coartada de falta de solvencia para afrontar los pagos. Mientras jugadores, staff, proveedores y empleados del club esperaban cobrar sus nóminas y facturas pendientes, Oliver prefirió mover los últimos ingresos provenientes de la Liga para liquidar las deudas con Core Store, administrada por Oliver y Laporta, y con la misma sede social que varias firmas del expresidente del Barça. En julio, el club le transfirió 300.000 euros, horas después de recibirlos de la Liga, según informa la SER.
Esa misma empresa también continúa reclamando al club reusense más de 700.000 euros. Los antiguos propietarios, Oliver, Laporta, Sala y Martin y Rafa Yuste, son los principales acreedores del club, junto con los bancos.
Deudas de casi un millón de euros
Oliver perdió toda credibilidad al mando del Reus, pero los últimos movimientos bancarios conocidos tampoco auguran que la recupere. El último ingreso de la Liga fue para beneficio propio, mientras que las facturas impagadas alcanzaban casi el millón de euros.
El club le debe a la empresa de mantenimiento del césped cerca de 400.000 euros, y ha acumulado 300.000 euros más de deuda en viajes, con la firma Nautalia. Kelme, la suministradora de ropa deportiva, suma 250.000 euros en impagos. Facturas muy voluminosas a las que se suman cifras menores como traslados del primer equipo en autocar o noches de hotel que tampoco han sido abonadas.
Asimismo, también deben al FC Barcelona 2.700 euros, más de 6.000 euros al Llagostera, y también unos 30.000 euros al Benfica. El Reus entró este lunes en concurso de acreedores, aunque de momento el nuevo presidente, Cliffton Onolfo, ya ha pagado las nóminas atrasadas a los jugadores del filial.