Sandro Rosell vuelve a ser un hombre libre. Al menos, de manera condicional. Esa es la resolución que adoptó este miércoles a primera hora la Audiencia Nacional una vez concluida, en la mañana del martes, la declaración del expresidente del Barça en su juicio por supuesto blanqueo de capitales.
La libertad condicional fue una medida solicitada por el abogado de Rosell, Pau Molins, al juzgado de instrucción número 3 de la Audiencia Nacional. Los jueces afirmaron que lo estudiarían y finalmente la han concedido 643 días después de su ingreso en Soto del Real, primero, y luego en Can Brians 2.
Como Rosell, también queda en libertad su socio, Joan Besolí, que fue encarcelado junto al expresidente blaugrana.
Esta situación se produce una vez producida su declaración en el juicio. Para los jueces era importante asegurar que Rosell y Besolí acudirían a declarar y al estimar un riesgo de fuga decidieron aplicar una medida cautelar muy poco habitual, injusta para muchos, como es la prisión provisional.
Rechazan la fianza
Tras casi dos años encerrado, Rosell logra su anhelo más inmediato: salir de la cárcel. Sin embargo, todavía seguirá expuesto a sufrir una pena de prisión en caso de que termine siendo condenado culpable.
Esta libertad se produce confirmando la información publicada el martes por Culemanía, donde se explicaban las posibilidades de que Rosell quedase en libertad una vez realizada la declaración. El motivo, según explicó una reputada penalista, es que los jueces querían asegurarse la presencia del empresario en el juicio.
Una vez prestada su declaración, la justicia asume ese riesgo de fuga que quiso evitar. Eso sí, con algunas medidas de prevención como la retirada del pasaporte y la obligación de acudir ante un juzgado o comisaría cercanos a su domicilio el primer y tercer lunes de cada mes.
En cualquier caso, y de manera sorprendente, cabe destacar que el tribunal rechaza la fianza que ofreció la defensa de Rosell: 30 millones de euros.