Se viven horas difíciles en el CF Reus. Tras conocer la decisión del Juez de Disciplina Social de la Liga, que expulsó este lunes a la entidad catalana durante tres años del fútbol profesional así como impuso una multa de 250.000 euros, la culpabilidad sobre el desenlace final del club catalán está clara: Joan Oliver y su Consejo de Administración.
Mientras los nuevos propietarios del club, Clifton Onolfo y Curt Onalfo, ya han pedido la cautelar tras varias reuniones con la Real Federación Española de Fútbol y el bufete de abogados Cuatrecasas para intentar apelar la decisión del Juez Social de la Liga ante el TAD, las gestión de los mandatarios durante seis años queda en evidencia. A falta de conocer la resolución final del recurso de una sanción que consideran "injusta", los nuevos propietarios, jugadores y personal del club tienen claro a quién señalar.
Antecedentes demoledores
Joan Oliver ha sido el principal responsable y culpable de un final tan difícil de asumir, pero conociendo sus antecedentes y socios, su figura se antoja como la cabeza de turco de una gestión que nunca tuvo ni verdadero respaldo económico, ni tampoco profesionales a la altura de un cargo como el que desarrollaron al frente del club catalán. Consiguió una venta milagrosa, en una operación relámpago, y sin saber cómo, consiguió convencer al grupo US Real State Investment para comprar el club catalán con una deuda de 5'6 millones de euros, que podría alcanzar los ocho.
Pero ¿quién avaló todos estos años a la entidad? Detrás del hundimiento financiero, deportivo y social del Reus Deportiu se encuentra la sociedad Core Store SL, cuyos fundadores son Joan Laporta, Xavier Sala i Martín, Rafael Yuste y el propio Joan Oliver. Cuatro amigos íntimos que abandonaron el FC Barcelona en 2010 en bloque y dejaron al club azulgrana con las cuentas temblando y con muchos interrogantes sobre su gestión.
Joan Laporta y Joan Oliver cuando estaban al frente del Barça / EFE
Son los cuatro fantásticos a la hora de desbaratar entidades y proyectos empresariales. En su etapa en el Barça, con Laporta como presidente, Joan Oliver como director general, Rafael Yuste como vicepresidente y Xavier Sala i Martín como presidente de la comisión económica estatuaria y después tesorero, tuvieron control absoluto del club y de sus cuentas y a su salida la realidad con la que se topó la nueva junta directiva y los socios fue asustadiza.
En números rojos
La junta de Laporta fue acusada de dejar al club con un déficit de 50 millones de euros y de aprovecharse de su situación de poder en el club. Cargaron servicios desvinculados al club valorados en casi 300.000 euros que más tarde abonaron para evitar los juzgados. Lejos de aprender la lección y separar sus caminos del mundo empresarial, donde se aprecia que no es su fuerte, volvieron a unirse para retomar un proyecto más austero y silencioso donde poder hacer de las suyas.
Y con esas ideas, y bajo el liderazgo de Laporta, conformaron en 2011 Core Store SL, dedicada a la consultoría deportiva cuyo domicilio está en el despacho de abogados del propio Laporta, en el número 469 de la avenida Diagonal de Barcelona. Con un capital de 50.000 euros repartieron las acciones en partes iguales. Joan Laporta, Joan Oliver y Xavier Sala i Martín pusieron 15.000 euros y Rafael Yuste puso los 5.000 euros restantes con Laporta y Oliver como administradores.
Oliver al mando y Laporta en la sombra
Con su entrada en el club tarraconense en 2013, Core Store SL fue la base económica en la que se sustentó el Reus. Dentro de esta sociedad se incluía en muchas operaciones CSSB Limited, propietaria del 57,11% de las acciones del CF Reus y también Gaupau SL, propiedad de Joan Oliver, con el 42,49% de las acciones, algo que lo convirtió en el máximo accionista de la entidad.
Joan Laporta junto a Rafa Yuste en las pasadas elecciones a la presidencia del Barça / CULEMANIA
Todo apunta a que la deuda contraída se debe a que los cuatros amigos dieron continuidad a sus actividades sospechosas en el mundo del fútbol bajo las cuentas del Reus y metieron al club en negocios ajenos. Laporta, Oliver, Sala Martín y Yuste, son inversores del equipo chino BIT, del que el CF Reus tiene el 29% de la acciones del club asiático, o al menos así era en septiembre de 2018.
Laporta, igual de culpable
Ha aparecido en muy pocas de las fotografías y medios de comunicación, pero la venta del Reus al grupo inversor nortemaericano ha tenido mucho que ver con el expresidente del Barça. Laporta tiene contactos y negocios en Asia y Estados Unidos. De hecho, mientras Oliver pedía paciencia a sus jugadores y empleados, el abogado barcelonés se encargaba de ofrecer el club a distintos inversores.
Todos salieron corriendo cuando vieron las cuentas que presentaba el club rojinegro hasta que se toparon con US Real State Investment. Además, la presencia de Laporta se constata en lo deportivo. El club intentó en septiembre inscribir al hijo del expresidente azulgrana, Pol Laporta. Realizó toda la pretemporada como rojinegro, pero pese a estar inscrito en los borradores de LaLiga Manager, la plataforma de gestión de transferencias, la operación quedó en la nada después de que no se pudiera sobrepasar el límite salarial de la plantilla.
¿De vuelta a los juzgados?
Una situación que siempre negaron y que achacaron a un simple proceso automático de derechos federativos mientras se le buscaba una salida. Laporta ha sido el hombre en la sombra y uno de los principales asesores de Joan Oliver, pero su poca vinculación oficial al club le ha permitido salir indemne de uno de los últimos escándalos del fútbol profesional de Segunda División.
Se desconoce si se emprenderán procesos judiciales en contra de los antiguos propietarios, pero de ser así, Oliver y Laporta volverían a caminar juntos a los juzgados. Un negocio que ha acabado siendo otra estafa.