No crea, astuto lector, que no le comprendo. Si los deportes del telediario le causan malestar general, dolor en las articulaciones, migrañas, dificultad para respirar o incluso anosmia, quizá debería probar a desenchufar la tele durante un par de días antes de llamar para que le hagan una PSG. Perdón, quería decir una PCR. Desde luego, nadie puede culparle por marcarse un Ramadán de información futbolera estos días, porque el espectáculo de Messi haciéndose el diletante por París es francamente dantesco.
Tampoco es que sea el fin del mundo, porque el paradigma de la élite del fútbol europeo, visto fríamente, tan solo ha sufrido una abolladura. Gruesa, pero sin boquete visible. Si nos ponemos románticos, en efecto: el Qatar Saint Germain ha conseguido fichar en un mismo verano y sin pagar traspaso al capitán del Real Madrid y el capitán del Barcelona. Amén de otro puñado de interesantes pedigüeños del balón. Pero si optamos por el pragmatismo, lo cierto es que Sergio Ramos y Leo Messi iniciarán su penúltima aventura profesional con 35 y 34 años, respectivamente. Es decir, que lo conseguido por la sucursal parisina del Al Saad no es más que lo logrado en los últimos tiempos por su propio club matriz, por el Vissel Kobe, por Los Angeles Galaxy o por el Shangái Shenhua.
Como de Cuqui, además, se sabe que el Madrid le retiró la oferta de renovación y de Messi va trascendiendo que ni él estaba dispuesto a pasar por un aro más de la cuenta ni el Barça a renunciar a la Superliga por un crack para quien una lesión significa ya media retirada, casi mejor vamos a calmarnos que, como dice mi mujer, estamos todas muy nerviosas. Y seguramente por lo que no toca. Porque en efecto, sagaz lector, si usted se resigna a mantener la tele desenchufada de aquí a que empiece la Liga puede ahorrarse más posaditos del muchacho ese con el 30. Pero a lo mejor vuelve a los deportes este fin de semana y la cosa es aún peor.
Me explico: no es solo que el Barça ande compuesto y sin 10, sino que además de ese vestuario no sale la grasuza acumulada ni con liposucción a chorro. Y claro, casi nadie se ha bajado el sueldo, porque Messi es nuestro hermano pero yo tengo muchos Ferraris que alimentar. Luego no es que se tenga usted que olvidar de Leo, y por supuesto del Kun, que ya está lesionado (y con solo 33 años) hasta el Puente de la Almudena por lo menos. Sino que Memphis y Éric también siguen en ese limbo liguero que Tebas y su aquelarre han aprovechado para ir a vender a los arruinados clubes duros a cien pesetas. Por si fuera poco, el Camp Nou se cae a trozos. Literalmente, o sea, de hormigón. Y así continúa esta broma infinita.
Qué distinto lo que hay de lo que prometió Laporta, ¿verdad? Aunque también ganó unas elecciones diciendo que iba a fichar a Beckham, acuérdese, y desde luego no lo hizo pero al final la cosa no le salió tan mal. Siempre ha sido bastante chiripas. Eso sí, se le está poniendo cara de tahúr de las películas del oeste que, después de mucho perder, al fin sostiene la mano ganadora mientras sonríe... para, acto seguido, desplomarse sobre la mesa con su sonrisa, apuñalado por algún otro antiguo miembro de la banda de Flanagan.
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