Dispénseme, astuto lector, que empiece esta columna llevando la contraria a mi compañero de tribuna Dagoberto Escorcia, pero mucho ha cambiado en mí durante las últimas dos semanas. Donde antes había estoicismo y coraje para sobrellevar el mercato veraniego más difícil del Barça, ahora solo encuentro angustia y la consistencia del flan. Así que debo enviar un mensaje que es también una plegaria a Laporta, Alemany y todo el nuevo santoral blaugrana: no dejéis que Pedri dispute los Juegos Olímpicos.
Vaya por delante que comprendo la magnitud del evento para cualquier deportista, y que en condiciones normales al pequeño dalai lama canario no solo le deseo victorias, medallas, éxitos deportivos a nivel planetario y las mejores experiencias competitivas, sino también que pille cacho en la Villa Olímpica. Pero no puedo hacer oídos sordos ni ojos de VAR de Wembley ante lo que podría ser un piscinazo clamoroso e inoportuno como pocos en la historia del Fútbol Club Barcelona.
Resulta que sí, que Laporta ha hecho todo lo posible por convencer a Leo Messi de que firme un par de años más de contrato y termine su carrera de azulgrana. Pero Leo ya no es jugador del Barça, es 8 de julio y su extensión sigue sin rubricarse porque las reglas de LaLiga en cuestión de salarios lo impiden. Y hay más: esas mismas reglas no permiten las inscripciones de Kun, Eric, Depay o Emerson hasta que un puñado de sueldos y amortizaciones de la actual plantilla abandonen el presupuesto. Es necesaria una escalada urgente de decisiones drásticas, pero es que la mayoría de estas pueden tener más de petardo que de bomba.
Hace falta bajar los sueldos de varios capitanes, pero no se les puede forzar si no están de acuerdo. Se pueden dar cartas de libertad a aquellos jugadores claramente descartados, como se han ofrecido a Pjanic y Umtiti, e incluso despedir a las bravas, como en el caso de Matheus. Sin embargo, no hay garantía de que estos mismos futbolistas lo acepten sin llevar al club a los tribunales. Varias cesiones y traspasos están sobre la mesa, pero para llevarlas a cabo hay que encontrar clubes dispuestos a hacer desembolsos pantagruélicos en un fútbol fatalmente empobrecido y marchito por culpa del Covid.
Eso dificulta aún más la marcha del equipo de aquellos poquísimos capaces de reducir en dos dígitos el porcentaje del presupuesto conprometido para sueldos deportivos. El Leeds te puede fichar a Junior Firpo, pero eso solo sirve para afrontar un poco de deuda pendiente y una porción mínima del objetivo. Urge al menos una operación 'jackpot', y la tragaperras está tiritando. Coutinho sigue siendo el futbolista brasileño más triste del mundo, es decir, un producto que nadie comprará jamás. Dembélé se ha lesionado para cuatro meses justo antes de arrancar su último año de contrato. Griezmann y él, además, son ahora unos apestados para las marcas asiáticas, cuyo boicot frontal sufren desde hace unos días por un estúpido comentario que, por supuesto, grabaron en vídeo como los panolis que son. Así que díganme quién se va apuntar ahora a fichar a alguno de ellos para llevárselos en la gira por China o Japón. Y así todo. Pero todo, todo, ¿eh? Vamos, que si el Barça se planteara hasta lo impensable, como vender a Ansu Fati... habría que ver si su rodilla vale lo que valía.
Así las cosas, yo me atrevo a sincerarme: si Pedri, uno de los pocos motivos de genuino optimismo para el Barça que viene, va a los Juegos y un mediocentro egipcio, argentino o australiano sub 23 que está jugándose no solo la medallita sino su primer contrato profesional de seis cifras lo levanta en peso y lo deposita en la enfermería por tiempo indefinido, a mí... me da algo. ¿A usted no? Virgencita, virgencita...
P.D.: Nos vemos en Twitter: @juanblaugrana