Los penaltis en la semifinal de la Supercopa contra la Real confirmaron que el Barça 2020-21 es lo más parecido a la ruleta de un casino. Cualquier barcelonista que aún acuda fielmente a la cita con su equipo puede intuir que está empezando a desarrollar un problema con el juego. Sobre todo si a estas alturas aún piensa que es la voluntad y no el azar lo que rige el destino del Fútbol Club Barcelona.
¿Sigue usted, astuto lector, creyendo en la causalidad por encima de la casualidad? Pues fíjese en que Koeman parecía haber dado con un once capaz de jugar a algo, pero sobre todo capaz de jugar a algo con Messi.... y ayer el 10 se ausentó de la partida por lesión. Justo en el día con un título en juego. Además, De Jong volvió a marcar pero también cometió un penalti bisoño y falló el suyo en la tanda, luego al final el partido le salió a pagar. Y Griezmann, autor de un doblete para la esperanza (sobre todo la suya) en Granada, se arrugó en los penales como la estrella de gasa que es. Porque no se lo paró el portero, no: lo mandó al carajo.
La Real también hizo por malograr el buen arrranque azulgrana de 2021, claro. Esta temporada presenta a un equipo amenazador, afilado por la pericia de Isak y un centro del campo de recorrido preciso y amplio. Además, al contrario que en el duelo liguero entre ambos, anoche sí tuvo a Oyarzábal, un futbolista prácticamente infalible. Solo prácticamente porque a nadie se le ocurre tratar de superar a Ter Stegen por segunda vez en una misma noche.
Con el titán germano, con Pedri y con Dembélé, que no solo no dudó en su penalti, sino que perfiló la carrera para la izquierda y acabó lanzándolo con la derecha como un gato jugando con un ovillo de lana, es con lo único que se puede contar. Sin embargo, que los tres fueran lo más destacado un día más resulta menos representativo del Barça que el hecho de que Pjanic y Riqui Puig, dos peloteros de lujo que juegan uno poco y el otro nada, fueran quienes sellaran el boleto ganador para jugar la final.
Es el sino de este Barça pandémico: lo que sale bien, da demasiada impresión de que sale bien por casualidad. Esperemos que la bolita caiga en negro también el domingo. Pero mejor no se juegue usted el dinero de la hipoteca, por si acaso.
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