De los no pocos equilibrios que Koeman está haciendo en sus primeros pasos como técnico del Barça, un club que hoy camina en fila india sobre la cuerda floja por encima de un gigantesco cráter deportivo e institucional, el de jugar sin delantero centro no es asunto menor.
Luis Jumanji Suárez, la estampida de un solo hombre, se ha pasado los dos primeros amistosos de pretemporada envuelto en plástico de burbujas, listo para ser embalado en dirección a otro club.
El Barça se plantea incluso abonar parte de su sueldo en su nuevo equipo, un cebo para pescar pretendientes y a la vez una solución contable. Pero la realidad es que el mercato está bastante seco para los que pasan holgadamente la treintena. Incluso en Italia, tradicional cementerio de elefantes muy bien pagados.
Si la secretaría técnica azulgrana fracasa en su empeño (una vez más) y la única opción de Koeman es contar con el Lucho, una parte de sus planes que ya ha asomado la patita se iría al garete.
Ante Nàstic y Girona, Tintín ha dibujado un 1 al final de su sistema, pero ha sido principalmente para quitarlo de enmedio y abrir espacios a los 3 que vienen por detrás en el dibujo. El resultado han sido seis goles en dos partidos, la mayoría fruto del talento de una amalgama de mediapuntas, segundos delanteros y extremos a pierna cambiada como el Barça hacía tiempo que no disfrutaba. Una traslación del modelo Ajax que solo la acumulación de talento alrededor de un Messi con la cabeza gacha pero el fútbol tan arriba como siempre puede convertir en victoriosa.
Que dicho esquema no contemple a un tipo que juegue de espaldas y devuelva las paredes botando no significa que no haya sitio para Suárez en una plantilla que se presume larga. Sin embargo, un futbolista como Depay encajaría mejor en esa idea. Mejor y a un coste más razonable, porque parece un lujo excesivo tener enjaulado en el banquillo a un elefante con sueldo de superestrella, por muy buena trompa goleadora que gaste.
Si no hay más remedio, solo se me ocurre que a Luisito lo sienten siempre al lado de Larsson, para que el sueco le sostenga la corona de laurel y le susurre al oído: "Recuerda que ahora solo eres un hombre, y que cuando salgas los 15 últimos minutos de partido tienes que hacer como hacía yo y dejarte de autopases largos". Una salida con finiquito y (merecido) homenaje sería más honrosa, pero, por unos y por otros, de honra ahora mismo el Barça va regular, ya sabe. Por eso hay tanta gente firmando la moción de marras.
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