
Pep Guardiola, destrozado, tras la final de Atenas de 1994 Redes
Alerta máxima: el precedente que asusta a Hansi Flick antes del Barça-Inter de la Champions
El equipo azulgrana sufrió una de sus derrotas más dolorosas cuatro días después de ganar la Liga
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El Barça sigue en la nube y Hansi Flick sabe que la caída puede ser muy dura, sobre todo en un club tan ciclotímico. En Sevilla, las celebraciones en el vestuario fueron sonadas, pero no hubo rúa ni festejos colectivos en Barcelona. El técnico alemán fue taxativo. Quiere que sus futbolistas se centren pronto en el partido de la Champions contra el Inter de Milan.
Flick debe gestionar ahora la euforia que rodea al equipo. Sabe que no será fácil. Necesita que los futbolistas vuelvan a tensionarse. En Barcelona no olvidan un precedente parecido, con desenlace nefasto.
La final de Atenas
El 14 de mayo de 1994, el Barça de Johan Cruyff encadenó su cuarta Liga. Ganó al Sevilla en la última jornada (5-2) y se benefició del empate del Deportivo contra el Valencia (0-0) en Riazor. El penalti fallado por Djukic desató la euforia en el Camp Nou.

Zubizarreta, en Atenas Redes
Cuatro días después, el Barça se enfrentó al Milan en Atenas. En la final de la Champions. Los dos mejores equipos de Europa se enfrentaban en un duelo muy atractivo.
Romario y Desailly
Johan Cruyff buscó la fórmula para motivar a sus futbolistas. Una frase suya tuvo un efecto bumerán. Devastador. "Nosotros tenemos a Romario y el Milan a Desailly", dijo el técnico neerlandés.

Núñez y Cruyff Redes
El Milan, con mucho más tiempo para preparar la final, destrozó al Barça de Cruyff. Ganó por 4-0 el día que Desailly fue una máquina de destrucción masiva. Romario ni apareció. Y la derrota tuvo consecuencias. Zubizarreta fue despedido en el avión de regreso por el vicepresidente Joan Gaspart.
La derrota de Atenas fue el principio del fin del cruyffismo en Barcelona. Johan estuvo dos años más en el Barça, pero su relación con el presidente Núñez acabó fatal, con uno de los despidos más traumáticos en la historia de un club que ahora tiene la oportunidad de aprender de los errores. Flick, afortunadamente, sabe qué tecla tocar.