Fue mucho más que una victoria. Y que una goleada. Fue una exhibición futbolística que liquidó un ciclo negro del Barça en plena agonía del franquismo. El 17 de febrero de 1974, hoy hace 50 años, el equipo azulgrana destrozó al Real Madrid en el Bernabéu con cinco goles que fueron cantados por La Trinca y gritados por todos los barcelonistas. Luego llegó el 2-6 con Guardiola y Messi, pero el 0-5 fue mucho más especial y simbólico.
El Barça, que habitualmente salía trasquilado del Bernabéu en plena hegemonía madridista, estaba convencido de hacer historia en Madrid. Con Johan Cruyff como gran estrella, el equipo quería ganar una Liga que se le resistía desde 1960. La baja de Sadurní parecía un mal presagio, pero Mora estuvo perfecto esa noche. También Cruyff, obviamente. Y Asensi, y Marcial y Sotil....
Una máquina de hacer goles
Rinus Michels, entrenador del Barça, alineó a Mora, Rifé, Torres, Costas, Juan Carlos, Juan Carlos, Marcial, Asensi, Rexach, Cruyff y Sotil. El Real Madrid, por su parte, jugó con García Remón, Morado, Zoco, Benito, Rubiñán, Pirri, Netzer, Velázquez, Amancia, Aguilar y Macanás.
El Barça, dominador en la Liga, buscaba su confirmación. La victoria definitiva. O casi. Con Cruyff como líder, el equipo era una máquina de hacer goles. El Real Madrid resistió media hora. No más. El primer gol de Asensi tuvo un efecto devastador para los madridistas y euforizante para el conjunto azulgrana.
La segunda parte
Johan Cruyff, con una de sus exhibiciones de talento y agilidad, marcó el segundo tanto en el minuto 39. El Bernabéu, que no se llenó ese día, ya se temía lo peor en un partido que fue retransmitido en directo por Televisión Española.
El Barça ya había golpeado dos veces al Real Madrid. Podía conservar su botín, pero el equipo tenía ganas de sangre. De dañar al rival. Y su puesta en escena en el segundo acto fue espectacular. Disfrutaba tanto el grupo azulgrana como sufría su gran rival.
En un cuarto de hora inolvidable, mágico, el Barça marcó tres goles más: el segundo de Asensi (54), uno de Juan Carlos (64) y otro de Sotil (69). El Bernabéu quedó mudo. Solo se escuchaba a los seguidores barcelonistas. Algunos de la Peña Barcelonista de Tarragona, con su gran pancarta, que durante tantos y tantos año lució en la parte más alta del Camp Nou. Ese día, sin embargo, la fiesta, muy sonada, fue en el Bernabéu.