Los malos agoreros presagiaban que el Barça acabaría el 2019 regalando turrones amargos a su afición. También hablaban de que era un equipo a la deriva, cerca del abismo, en pleno naufragio, hundido. Otros comentaron que sus victorias eran vacías y las últimas voces predicaron que este Barça es un equipo sin gracia. También hay quien sostiene que el equipo es el reflejo de un club obsesionado con ganar y le importa poco el cómo, como si vencer sin un juego brillante fuera malo o estuviera prohibido. Y todavía hay opiniones televisivas que dicen que disfrutan más con el juego del Real Madrid que con el del Barça. Perfecto, cada uno es feliz con lo que puede, tiene y quiere. No sé ustedes, pero yo prefiero ganar que empatar, elijo mirar al Madrid por el retrovisor que tenerlo delante, máxima que siempre tuvo presente Johan Cruyff.

El caso es que el año ha finalizado y completadas dieciocho jornadas los resultados del Barça no son catastróficos como se anunciaban. Todo lo contrario. Mantiene el liderato de la Liga con dos puntos sobre el Madrid, cinco sobre el Sevilla y siete sobre el Atlético de Madrid. Es el equipo de Ernesto Valverde el más goleador, también es verdad que ha recibido más goles y ha sufrido más derrotas (3) que en otras temporadas. Y todo eso sin exhibir un juego excelso como el del Madrid o el del Manchester City de Pep Guardiola en la Premier.

Estoy convencido que ya quisieran muchas aficiones tener a su equipo líder en su Liga y clasificado para los octavos de final de la Champions como está el Barça. Pero el entorno más crítico continúa viviendo en el pasado, comparando partido a partido a este Barça con aquel del juego esplendoroso y cautivador, aquel juego que perteneció a una generación tan talentosa como exclusiva. Aquello fue bello, pero también incomparable. A este equipo de Valverde hay que respetarlo porque es sólido y goza de jugadores capacitados para seguir ofreciendo títulos a la afición. Este Barça, que es más respetado fuera que en casa, tiene en cada partido más argumentos positivos que negativos a destacar. Y por todo eso es que hoy la sonrisa es azulgrana.