¿Quién dijo miedo? Eso ya se encarga de responderlo Ernesto Valverde siempre que se lo preguntan en rueda de prensa. Miedo, nunca. Respeto, siempre.
Anfield es uno de los escenarios más emblemáticos de la historia del fútbol. Un estadio muy antiguo –fundado en 1884– y con un simbolismo mágico gracias, especialmente, a una afición singular, considerada de las mejores del viejo continente.
La pasión de los hinchas reds es reconocida y admirada en cualquier confín del planeta que respire fútbol y su épico himno pone la piel de gallina: You'll never walk alone (Nunca caminarás solo).
Rara vez los jugadores del Barça tuvieron ocasión de escucharlo en vivo y en directo antes de jugar un partido a excepción de Luis Suárez y Coutinho, que militaron en las filas del Liverpool, y de alguno otro que visitó Anfield como rival.
Uno de ellos fue Leo Messi. El astro argentino sabe lo que es ganar en el templo red, tan bien como sabe lo que es quedar eliminado de la Champions allí. Ocurrió en 2007, el día que un gol de Gudjohnsen dio el triunfo por la mínima a los blaugranas. Un marcador que fue insuficiente para acceder a cuartos de final.
El astro argentino tiene ahora la oportunidad de resarcirse de aquella eliminación ante un público intimidatorio, pero que no da miedo. Al contrario. Esos escenarios, al mejor futbolista de todos los tiempos, le ponen.
Anfield es, además, un estadio cuyo récord de afluencia data de 1952, con más de 60.000 personas. Tras las reformas posteriores para poblar el recinto de asientos, el aforo disminuyo a un máximo de 54.074 espectadores. Casi la mitad de los 98.299 que albergó el Camp Nou en la ida.
Si bien es cierto que, posiblemente, en Anfield tienen mucho que enseñar a la hinchada culé sobre cómo entonar un himno a capela –en el coliseo azulgrana fueron descompasadas las miles de gargantas presentes el pasado miércoles–, difícilmente podrán intimidar a un equipo acostumbrado a lidiar en las peores batallas.
Parafraseando nuevamente a Valverde, no hay miedo alguno, pero sí mucho respeto al escenario, la afición y el poderoso equipo que dirige Jurgen Klopp. Ya demostraron de lo que son capaces en el templo azulgrana, pero no contaban con la pegada del mejor de todos los tiempos. Y aunque el Liverpool tiene argumentos e historia de sobra para voltear un 3-0 en 90 minutos, hay que tener en cuenta que no lo tienen que hacer contra unos cualquiera, sino contra el Barça de Messi.
Seguramente, Leo estará desconectado este fin de semana mientras sus compañeros juegan en Balaídos. Él ya hizo el trabajo para levantar la Liga. Ahora le toca descansar y pasar buenos ratos con Antonella, Thiago, Mateo, el pequeño Ciro y el gigantesco Hulk con la tranquilidad del que sabe que nunca caminará solo.
Leo Messi con Thiago y Mateo encima y acariciando a Hulk / INSTAGRAM