Sorprende tanta crítica y pesimismo en el entorno Barça después del valioso empate que Griezmann arrancó de San Paolo. Afición y prensa censuran el mal juego de un equipo que se está sobreponiendo a un cúmulo de adversidades torrenciales a costa de lucha, tenacidad y resultados. Ni el Barça jugó mal contra el Nápoles, víctima del más puro catenaccio, ni la temporada está perdida por mucho que algunos se empeñen. Hay argumentos para ser optimismas.
En el deporte de élite, donde triunfan los grandes competidores, hay factores muy importantes que en ocasiones se infravaloran. No todo es talento y físico, aunque obviamente son armas fundamentales para el éxito. Hay, si cabe, una todavía más importante: la mentalidad.
Leo Messi, líder silencioso --cada vez menos-- y capitán incontestable de un Barça explosivo, supo mandar el mensaje acertado en la pasada entrevista que concedió a Mundo Deportivo: "Si queremos optar a la Champions, tenemos que crecer mucho porque hoy por hoy no nos alcanza". Triple mensaje a sus compañeros, a la directiva y al entorno.
El astro azulgrana ha hecho gala durante su longeva y exitosa carrera deportiva de una extraordinaria mentalidad ganadora. Si bien ha flojeado en ocasiones con Argentina o en momentos muy puntuales con el Barça, cosa entendible tras 15 años al máximo nivel, este curso hay motivos para la esperanza. Aunque muy pocos sean capaces de verlos en este momento, la clave es que los grandes jugadores se crecen ante la adversidad.
El Barça de Messi llevaba mucho tiempo con el cartel de favorito cargado a hombros. Pese a las derrotas sonadas de los últimos años, desde el triplete de 2015, los azulgranas han seguido siendo el equipo más temible de Europa para los rivales. Sin embargo, ahora muestra síntomas de debilidad que no escapan al foco mediático y Leo ha tenido claro que era el momento de mandar ese mensaje.
El genio argentino renuncia a los favoritismos, que recaen ahora en equipos como el Liverpool, el Bayern o la Juventus. Asiste con estupor a una plaga de bajas preocupante --Piqué, levemente lesionado, se une a las lesiones de Luis Suárez, Dembelé, Jordi Alba y Sergi Roberto; mientras que Busquets y Arturo Vidal se perderán la vuelta contra el Nápoles por sanción-- y sufre las consecuencias de la nefasta planificación de plantilla.
De Jong y Semedo corren a formar piña con Messi y Griezmann tras el gol al Nápoles / FCB
En cambio, mantiene intacto el respaldo de sus compañeros, como Busquets o Rakitic, que este martes incidieron en el problema de escasez de jugadores que el Barça deberá paliar para perforar el cerrojo que planea construir Gattuso en el Camp Nou.
Con un once tipo prácticamente decidido para Nápoles --la única duda en estos momentos radica en la defensa con Piqué, Umtiti y Lenglet para dos posiciones--, a los blaugranas no les queda otra que hacer piña como Fuenteovejuna: ¡Todos a una!
Con pocos efectivos, sin el favor de la prensa y algún posible menoscabo de algún rival, que no tardará en llegar, se prepara el cóctel explosivo idóneo para rescatar al Barça más competitivo. Los azulgranas deben hacer de la debilidad, una virtud. Y muchos de estos jugadores llevan demasiado tiempo demostrando que narices no les faltan. Especialmente si no se confía en ellos. Es cuestión de coco.