Saraunas Jasikevicius por Svetislav Pesic. Un simple movimiento basta para cerrar la herida de Valencia e ilusionarse con otro proyecto atractivo. La sección de baloncesto del Barça se ha movido con rapidez y acierto. Está claro que el cambio estaba trabajado. No se ha improvisado. Y el relevo es tan necesario como positivo.
Pesic, en la urgencia, fue un buen revulsivo para un Barça que había tocado fondo. Esta última temporada, con una plantilla de gran nivel, el equipo compitió hasta el final en la Liga ACB y en la Euroliga, hasta la suspensión. En el partido decisivo, cierto, el técnico serbio no estuvo inspirado. Incomprensiblemente se la jugó con Mirotic en pista cuando el ala-pívot tenía cuatro personales y quedaban muchos minutos. También se equivocó al prescindir de Heurtel en los últimos segundos. Siendo ciertos estos argumentos, y que el Baskonia fue un justo vecedor, Higgins tuvo la victoria del Barça en sus manos. El suyo fue un tiro muy forzado.
Pesic, con 70 años, simboliza la vieja escuela balcánica. Es un técnico de rendimiento inmediato, pero su relación con los jugadores es muy tensa. Su baloncesto resultadista contrasta con una apuesta más atractiva de Jasikevicius, que se ha doctorado en el Zalgiris con unas plantillas de bajo presupuesto. Saras, además, seduce a la afición. En su doble etapa como jugador, conectó muy bien con el Palau por su desparpajo y calidad. El problema, quizá, será su elevado ego y su sintonía con la dirección deportiva.
Jasikevicius, de 44 años, deberá gestionar una plantilla que, en teoría, sufrirá pocos cambios. El de Pangos está cantado. Kuric y Tomic acaban contrato y el futuro del primero es incierto; el segundo ya ha confirmado que se va. El escolta es muy solvente en ataque y su rendimiento en la fase final de la ACB ha sido notable. El fichaje de Calathes está pactado y garantiza una buena dirección. La contratación de un pívot podría cerrar la plantilla de la próxima temporada, a la espera de posibles novedades con Pau Ribas, Smits y Pustovyi, actores secundarios que podían ser sustituidos por jugadores de la cantera para abaratar costes sin perder calidad.
Bartomeu, como Laporta en su día, tardó en potenciar la sección de baloncesto. En 2010, el último de Jan como presidente, el equipo ganó la Euroliga. Bartomeu parece tener clara la fórmula para intentarlo. Con la sección de baloncesto se ha movido muy bien. Con el equipo de fútbol es otra historia. Una historia mucho más compleja.