Casualidad o no, el FC Barcelona vuelve a pagar cara una resaca de Neymar. El exjugador azulgrana sigue siendo una mala influencia, aún desde la distancia. La víctima, su nuevo amigo y compatriota, el hombre que encandila al Camp Nou contra pronóstico: Arthur Melo.
De aspecto viejoven, Arthur es un jugador que se ha adaptado de manera fulgurante al Barça. Su estilo de juego preciosista, próximo a las delicatessen a que Xavi Hernández y Andrés Iniesta nos acostumbraron durante una década y media, le va como anillo al dedo al equipo.
También en el vestuario se ha integrado con facilidad pasmosa. En seguida se hizo amigo de los otros nuevos –Arturo Vidal y Malcom– y del clan brasileño, liderado por Rafinha y Coutinho.
Afable y cercano, aparenta ser un tipo muy familiar pese a tener tan solo 22 años. Aunque de vez en cuando deja entrever también un lado travieso. Quizá sea ese el motivo por el que tan pronto ha hecho buenas migas con Neymar Júnior.
Coincidieron por primera vez en la selección brasileña el pasado septiembre, pero congeniaron en seguida. Fue amor a primera vista. Desde entonces se han mandado mensajes públicos por Instagram y se han visto en distintas ocasiones. Sobre todo, cuando el crack del PSG abandona la fría París para hacer sus protocolarias visitas a la capital catalana.
Tan amigos se han hecho, que Neymar incluso invitó a Arthur a su última fiesta de cumpleaños, el pasado lunes por la noche –nació, como Cristiano Ronaldo, el 5 de febrero, un día antes que el presidente Bartomeu–, en París. Y el ex de Gremio acudió sin dilación a la cita junto a Rafinha, también miembro de la plantilla azulgrana, pero lesionado de larga duración.
Obviamente no había problema en que Rafinha acudiese a la celebración pero, ¿y el caso de Arhur? En Barcelona se comenta que Valverde está mosqueado con el asunto, aunque de momento no ha trascendido si el carioca pidió permiso para viajar, o no.
En cualquier caso, daba la sensación de que todo quedaría en agua de borrajas. Arthur fue titular en el clásico de Copa contra el Real Madrid (1-1) y fue el mejor en el centro del campo blaugrana, muy por encima de Busquets y un errático Rakitic.
De hecho, Arthur fue el mejor del Barça con Semedo y Malcom. Una actuación sobresaliente, aplaudida por algunos de los comunicadores deportivos más prestigiosos de Barcelona –Ramon Besa, Joan Domènech, Ricard Torquemada o Joan Maria Pou–, que hubiese bastado para olvidar el asunto de la fiesta viendo que no había afectado a su rendimiento. Pero no.
Dos días después de su recital –fue el jugador del Barça que más veces tocó el balón, más pases buenos dio y el que recibió más faltas– tuvo la mala fortuna de caer lesionado en el entrenamiento. Una lesión muscular en el bíceps femoral de la pierna derecha –de las dolencias más frecuentes, y molestas, en futbolistas– que le tendrá de tres a cuatro semanas de baja.
Arthur Melo este lunes por la noche en la fiesta de Neymar / INSTAGRAM
Y claro, como no podía ser de otra forma, el tema de la fiesta ha vuelto a salir a la plaestra. ¿Hasta qué punto puede un futbolista profesional cogerse un vuelo exprés a París para pegarse una noche de fiesta –sin entrar en que consuma alcohol o no– dos días antes de un partido decisivo –semifinal de una competición y, encima, contra el Real Madrid– y quedar impune?
La lógica profesional, sobre todo en un mundo que mueve tantos intereses como el del fútbol, dice que el jugador debería ser, por lo menos, amonestado. Tal vez, incluso sancionado. Pero sobra decir que si no se hubiese lesionado, el tema habría caído en el olvido. La lesión, aviva el debate. Esperemos no echarlo mucho de menos.