Hace unos días Ernesto Valverde confesó en público algo que muchos ya sabemos que pasa en el entorno del Barça, palabrita cuyo inventor también fue Johan Cruyff, y la utilizó entonces para definir a los críticos, pesimistas y al negativismo en general. Desde que marchó Pep Guardiola, tras doctorarse como técnico y convertirse en el más laureado en la historia del Barça, el entorno nocivo va vestido de guardiolista y, en consecuencia, de cruyffista. A este entorno, que se ha instalado en una melancolía eterna, todo lo que ha venido después a ocupar esa posición le duele, y como le arde, intentan quemarlo cada día que pasa.

Ante tanta crítica tan injusta como insufrible, la defensa del fallecido Tito Vilanova, nada más tomar posesión del cargo de entrenador, como la de Luis Enrique, y hace pocos días la de Ernesto Valverde no ha sido otra que la de elogiar al gran Pep Guardiola. “Sé que saldré perdiendo en cualquier comparación con Pep”, dijo Tito. Y aunque los entrenadores hayan intentado ponerse un escudo elevando a Pep a lo más alto del podio –“Pep es el mejor entrenador del mundo”, dijeron Luis Enrique y Valverde- no hay manera que se les reconozca el trabajo que han hecho y hacen con el actual equipo, no con aquél integrado por una generación única e inigualable.

Valverde es hoy en día el técnico de un equipo que está luchando por los títulos de todas las competiciones, éxito del que solo pueden vanagloriarse el Ajax y el Barça, que es finalista en la Copa, semifinalista en la Champions y líder en la Liga, a seis puntos de proclamarse campeón por segunda temporada consecutiva y por décima vez en los últimos quince años. Valverde es el entrenador del mejor equipo que se ha visto en la Champions. El único imbatido en 10 partidos (7 victorias, 3 empates), el que menos goles ha recibido (6) y el más anotador de los cuatro semifinalistas (23).

Por todas estas razones, Valverde merece un respeto y unas interjecciones de admiración. Es verdad que cuenta con ese jugador –Leo Messi- que solo tiene el Barça y que ha sido el principal protagonista de todos los éxitos de este club y, en consecuencia, de los técnicos que han dirigido el equipo. Pero Valverde también ha sabido controlar un vestuario de estrellas internacionales que cada día demuestran que dejan el ego en la taquilla. Y ha sabido también atender con exquisitez las ruedas de prensa en las que, como dijo tras vencer a la Real Sociedad, “aquí se le da muchísima importancia a cuestiones que no la tienen”. Toda una verdad, como que lo que está haciendo él y este Barça merecen un brindis.