El clásico que nunca termina. Y no porque se alarguen los 90 minutos o el VAR interrumpa constantemente el partido. El problema es que todavía no ha empezado. Previsto para este 26 de octubre y aplazado alegando la tensión que se vive en las calles de Barcelona y Cataluña, tendríamos que tener una nueva fecha. Pero Competición no se pone de acuerdo.
No nos debe sorprender la falta de rigurosidad de este ente teniendo en cuenta que la final de la Copa del Rey siempre se decide por el real método de la improvisación e incluso el estadio es una incógnita hasta el último momento. Pero no debemos oblidar que un Barça-Madrid siempre es mucho más que cualquier otra cosa: acreditaciones, caché, espectadores... En resumen, el negocio del año.
Y en este negocio andan las desavenencias personales que irrumpen en el ámbito profesional. Javier Tebas, presidente de la Liga y Luis Manuel Rubiales, mismo cargo en la Real Federación Española de Fútbol. Igual que Villar, Rubiales también ha heredado el mismo distanciamiento con Tebas.
Como en toda guerra, hay dos bandos. El FC Barcelona votó seguir con la línea continuista de Tebas en las últimas votaciones en la LFP. Pese a su distanciamiento con los valores de catalanidad del club, se entienden en el ámbito deportivo y eso, al final, es lo que pesa.
El Madrid hizo todo lo contrario. Florentino Pérez no es Josep Maria Bartomeu. Y nunca ha simpatizado (públicamente) con Tebas. En cambio sí ha encontrado más sintonía con Rubiales. Una vez situados, conociendo los favoritismos o no de cada lado, la conclusión es clara: estamos en mano de unos entes que no saben aparcar sus diferencias personales. La lucha de poder es una guerra constante. Y el primer Clásico de esta temporada parece que ya se ha empezado a disputar.
Veremos quién gana, quién impone mayoritariamente sus preferencias. Competición, tiene la última palabra.