Tras varios meses ocupando las portadas del mercado de fichajes, a Arthur Melo le llegó la hora de hablar en el campo. El brasileño fue una de las novedades en el once de Setién respecto al once de Mallorca y no sé si por culpa de la inactividad o de todo el ruido que se ha generado a su alrededor, Arthur no cumplió con las expectativas ante el Leganés.
Su fútbol de control fue prácticamente perfecto pero el partido de ayer necesitaba una capacidad inventiva y un atrevimiento que Arthur no supo o no pudo interpretar. Su aportación ante el colista fue estéril y sin ningún tipo de verticalidad. Arthur fue un ordenador que más allá de repetir una orden no tuvo la capacidad de improvisar. Todo lo contrario que hicieron Arturo Vidal y Riqui Puig que en menos de veinte minutos sacudieron el centro del campo blaugrana.
Enamorado de la ciudad, integrado en el vestuario y aprendiendo el catalán. Arthur está cómodo en este entorno pero para jugar en el Barça hay que hablar sobre el césped y tener ese punto de genialidad que el carioca todavía no nos ha demostrado.
Pocas conclusiones se pueden extraer tras casi tres meses de inactividad y 73 minutos ante un combativo rival pero lo cierto es que a Arthur le quedan 9 partidos de Liga y un 'bonus track' en la Champions League para hacer cambiar de opinión a todos aquellos que lo quieren mandar a Turín