“Un presidente del Barça debe ser responsable, debe decir siempre la verdad porque el Barça solo tiene una palabra. No puedes creer a nadie, pero a ti te deben creer y para que te crean debes cumplir lo que dices… Debe poner los intereses del Barça y de la gente por delante de los suyos”, Joan Laporta dixit.
En esta afirmación recientemente emitida en 3CAT, el presidente del Barça sostiene sus nuevos giros en su estratégica intención de conducir al club por los caminos divinos y no por las supuestas rutas diabólicas por donde lo llevaron los pasados mandatarios, entonces partidarios de introducir en la impoluta camiseta azulgrana el nombre de Qatar, lo que impulsó a Laporta a criticar los acuerdos y calificarla de “gran mentira”.
Pero el presidente, del que algunos de sus examigos comentan que no dice la verdad ni a su médico, aplica ahora su oración preferida y dice que antepone los intereses del Barça a los suyos. Y en aras de “sanar” a la entidad desde hace un par de años abraza, besa y convierte la gran mentira en una verdad celestial.
Por algo Dubai fue escenario del primer acto del 125 aniversario del Barça y más tarde se celebró en el Liceu. Por algo será que ahora surge un nuevo amor con Al Khelaifi, presidente qatarí del PSG, que según aseguran muchas fuentes llevará al Barça a abrir una herida con Florentino Pérez, aquel que durante la campaña de las elecciones pasadas le dedicó una pancarta que decía “ganas de volver a veros”. Todo porque hay que adaptarse a los tiempos actuales. Y si hay que negociar con la República Democrática del Congo, pues venga, por qué no.
Pero la credibilidad es importante y, por supuesto, que la gran masa social del Barça tiene que creer en lo que diga el presidente, y no creer a nadie más. Laporta sabe que al aficionado barcelonista le interesan los resultados a corto plazo del equipo. Un error muy corriente porque es como confundir la cocina de un restaurante con la empresa que lo dirige. No es exigente el socio del Barça y los aspirantes a gobernar el club chocan con los resultados y el juego maravilloso del equipo. Para creer en la palabra del presidente y no hacer caso a lo que digan otros habría que por lo menos dar una explicación clara de los gastos de los servicios externos que ascienden casi a un 25% del presupuesto de la entidad.
No sé por qué me viene a la cabeza aquella última frase de Sandro Rosell a Helena García Melero cuando esta lo invitó a enviar un mensaje a Jan Laporta: “Jan dedícate nada más al club. Tú ya me entiendes”.
