Hansi Flick atiende a la prensa antes del Sevilla-Barça FCB
Para muchos, el Barça hizo el peor partido de la era Flick en el campo del Sevilla. En la primera mitad, los andaluces tuvieron hasta siete ocasiones, y dos de ellas acabaron besando la red. El Barça garabateó, tras el descanso, una reacción por inercia, sin ganas ni consistencia. Tras el fallo de Lewandowski desde los once metros, el equipo se desmoronó y acabó encajando cuatro goles.
Hay motivos para la prudencia: el equipo solo acumula dos puntos menos que la pasada campaña a estas alturas. En esta misma jornada del curso pasado también recibió una goleada similar en el campo de Osasuna. También hay motivos para buscar excusas, sobre todo en la enfermería: Lamine Yamal, Raphinha, Fermín, Gavi, Ter Stegen y Joan García están en el dique seco. Y, por supuesto, hay motivos para el optimismo: los tres primeros reaparecerán tras el parón.
Pero, sobre todo, existe un diagnóstico en la plantilla: o se presiona como la temporada pasada, o no se puede tirar la línea como entonces. Con Lewandowski y Rashford jugando arriba, se antoja imposible presionar como lo hacen Raphinha y, cuando se pone, Lamine Yamal. En el equipo existe la sensación de que se ha perdido intensidad y hambre en la presión, y sin ese distintivo característico, el invento no funciona.
También se esperan soluciones tácticas a una jugada que se ha repetido desde hace meses: los rivales dejan al delantero centro en fuera de juego, ponen el balón a la espalda de la defensa para el que entra desde segunda línea, y este habilita al nueve de referencia. Los metros que gana el delantero con esta argucia son casi imposibles de remontar para cualquier central. El Bayern, el Celta, el PSG, el Rayo Vallecano y el Sevilla le han cogido el truco a Flick. Los jugadores lo detectan. Y ahora le toca al alemán proporcionar una solución.
En can Barça solo quedan cuatro jugadores de campo (Balde, Casadó, Araujo y Bernal), haciendo, sobre todo, trabajo físico. Sin efectivos para trabajar, el entrenador tendrá tiempo para descansar y pensar soluciones. Ayer ya se tomó un descanso y no acudió a la Ciudad Deportiva. En catalán se conoce como escampar la boira. A partir del jueves, fin de semana libre, mientras el staff intenta traer de vuelta al Barça de Flick.
Esta sí, esta no
El Barça perdió por méritos propios, y no hay excusas arbitrales que enmascaren la justísima derrota en el Pizjuán. Pero el partido arrancó con un penalti de Araujo que no era, que el árbitro no señaló en el campo y que el VAR llamó a revisar. Fue una jugada gris. Un “penaltito”.
Pese a que la directriz de este año es no intervenir salvo que sea de imperiosa necesidad, Del Cerro Grande se saltó a la torera las órdenes de sus superiores y llamó a Muñiz Ruiz para inducirle a cambiar su decisión.
¿Por qué usó el VAR un criterio diferente el pasado domingo en Sevilla? ¿Qué opina el Comité Técnico de Árbitros de la intervención de Del Cerro Grande en esta acción? ¿Se equivocó? ¿Acertó? No lo sabremos.
Curiosamente, esta semana, en la que han beneficiado al Madrid y perjudicado al Barcelona, en el vídeo de análisis que preparan los árbitros no han querido usar imágenes de los “grandes”. Sigan, sigan. No hay nada que ver aquí.