Era un secreto a voces hasta que hizo oficial, el Barça jugará el primer partido como local de esta temporada en el Estadi Johan Cruyff ante el Valencia, en el que será el estreno oficial del conjunto de Hansi Flick ante la afición, aunque sea solo ante 6.000 espectadores.

Evidentemente, es una mala noticia, por cuanto, una vez más, se vuelve a incumplir otro plazo más para la vuelta al Camp Nou y deja la credibilidad de la junta directiva muy mermada. Igual que la del club, más teniendo en cuenta que se había anunciado a bombo y platillo la vuelta al estadi para el Gamper, con un vídeo con la imagen de Joan Laporta, que ya no se había cumplido.

Que el Johan Cruyff no es un escenario de Primera División es algo evidente, pero lo que realmente cuesta de entender es por qué no se había previsto un plan B en condiciones si la vuelta al Camp Nou estaba en duda. Como es un regreso a Montjuïc, que no se produce porque tiene previsto un concierto y, principalmente, porque el Barça no lo había alquilado previamente.

Parece surrealista que un club como el Barça no se hubiera guardado un as en la manga y se intenta hacer pasar como un caso de fuerza mayor para jugar en el Johan Cruyff, cuando en realidad, era una posibilidad muy elevada que no se pudiera volver al Camp Nou. Más cuando era tan sencillo como tener Montjuïc alquilado en la recámara para lo que pudiera pasar y hablar claro a la masa social.

La afición blaugrana está harta de este baile de fechas, de improvisaciones y promesas incumplidas y, pese a ser muy comprensiva, porque todas las obras son difíciles y tienen retraso, no se puede entender que no se esté hablando claro y con transparencia, hasta el punto que tampoco se sabe donde se va a jugar el siguiente partido de Liga contra el Getafe.

La vicepresidenta Elena Fort insistió esta semana en que existen dudas sobre dónde se jugará el partido contra los azulones, pero descartó Montjuïc, lo que deja la puerta abierta a otro partido en el Johan Cruyff. Aun así, hace que nos preguntemos por qué se ha alquilado Montjuïc y roguemos no hacer otro ridículo.

Hay que tener en cuenta que el 1 de octubre el Barça tiene el primer partido como local en la Champions League, y que, según la normativa de la UEFA, se deberán jugar todos los partidos de la fase de liga en el mismo escenario, por lo que la sombra de Montjuïc planea totalmente sobre el barcelonismo, aunque lo niegue la vicepresidenta.

La credibilidad es un bien escaso, fácil de romper e importante, que escasea en el Barça y más cuando se habla del Camp Nou, ya que, por ahora, ninguna de las fechas se ha cumplido, ni tampoco se han aplicado las famosas y millonarias penalizaciones a la constructora.

Para la hemeroteca quedan algunas afirmaciones sobre el Fair Play o grandes fichajes que tampoco se han cumplido, o incluso promesas sobre patrocinios que había que evitar que hoy se han firmado, afirmaciones y peticiones de transparencia que dejan en mal lugar a los que pronunciaron tales palabras.

Es cierto que el club ha intentado mantener la prioridad a la afición de Montjuïc, pero también sería bueno explicar que el precio está totalmente fuera de lo que sería un abono, que no existen a día de hoy, y que tampoco puede ser que a mediados de septiembre la masa social no sepa donde se jugará el siguiente partido ni como se van a realizar los abonos.

Lo único que pide la afición es transparencia, pues ya ha demostrado que aceptará lo que toque, aunque principalmente lo que quiere la gente es dejar de indignarse en estas cuestiones extradeportivas y hablar de fútbol, pues no en vano los de Flick debutan en casa, con diversas bajas de peso en el equipo como Balde, De Jong y Gavi y las ganas de demostrar que el tropiezo de Vallecas es solo una anécdota que toca hacer olvidar.