El 31 de agosto de 2012, el matemático japonés Shinichi Mochizuki saltó a la fama por una demostración innovadora sobre la teoría de los números. Tan revolucionaria era que nadie la entendió. Por más que el resto de colegas matemáticos repasaban y enumeraban las 500 páginas de su manuscrito, la conclusión era que se trataba de un trabajo tan críptico como indescifrable. Sus formulaciones eran caóticas, sus enunciados, del todo incomprensibles y sus demostraciones, inalcanzables para el raciocinio humano. Al final, su obra magna quedó guardada en un cajón bajo llave, a la espera que una mente iluminada en un futuro sea capaz de poner un poco de luz a tanta oscuridad.

El Real Madrid también ha querido, a su manera, imitar a Mochizuki, emitiendo un comunicado, que nadie ha entendido, que ha causado más bien rechazo, que se considera del todo inaceptable, y que ha causado un revuelo tan mayúsculo como innecesario, en el que se realiza una serie de afirmaciones, tan indemostrables como inverosímiles, que dejan a la institución ciertamente en muy mal lugar.

Y es que señalarse a sí mismo como víctima de una conspiración arbitral, poniendo como ejemplo dos acciones puntuales que se vivieron en el partido contra el Espanyol, parece tan inapropiado como injusto. Aquí no vamos a hacer un repaso al historial del club blanco respecto a las decisiones que le han favorecido a lo largo de la historia, pero la verdad es que el victimismo resulta hasta cierto punto sonrojante.

Es lógico que el resto de clubes hayan reaccionado de una manera tan airada y vehemente al comunicado blanco. Algunos como el Athletic, con especial inquina, recordando jugadas en concreto en el que fueron gravemente perjudicados en partidos contra el Real Madrid. Curiosamente, ni el Espanyol, el señalado directamente por el Real Madrid, ni el FC Barcelona, el rival por antonomasia de los blancos, se han mostrado especialmente críticos, pasando prácticamente de puntillas.

Veremos el recorrido que tiene el comunicado de marras, pero lo cierto es que si algo ha conseguido, es crear una reacción de solidaridad por parte del mundo del fútbol hacia el trabajo de los árbitros. Así lo explicó el propio Hansi Flick en la previa ante el Valencia, destacando las dificultades de ser juez en un partido de fútbol, "yo cometo errores, tú cometes errores, todos cometemos errores".

Está claro que la denuncia del Real Madrid está consiguiendo el efecto contrario al deseado. Si buscaban un apoyo unánime del resto de clubes, se les ha girado totalmente la tortilla. Y si querían denunciar la "deshonestidad" de los árbitros, han conseguido que a partir de ahora se les valore y aplauda aún más su trabajo.
Y es que como le ocurrió al incomprendido Mochizuki, el Real Madrid es un adelantado a su tiempo, esperando que algún día un iluminado, ya sea místico o no, acabe valorando su misión divina de evangelizar el mundo del fútbol y convertir a los árbitros en sus ángeles... evidentemente blancos.