¡Final a la vista! El Barça, sin necesidad de pisar el acelerador, logró clasificarse para la final de la Supercopa tras derrotar al Athletic Club. El equipo de Hansi Flick demostró nuevamente su solidez defensiva y, en ataque, fue efectivo, a diferencia de otras ocasiones. Por su parte, un R. Madrid bastante espeso, consiguió deshacerse de un Mallorca que tampoco daba para mucho más.

A 90 minutos del primer título de la temporada, el Barça se volverá a ver las caras con su eterno rival que, por cierto, volvió a demostrar su falta de señorío con la actitud macarra de sus futbolistas con Maffeo que, ya sabemos, tampoco es ningún angelito. El Clásico de la final del próximos domingo nos volverá a deparar un duelo de altos vuelos con muchas cuentas pendientes en ambos equipos y con el 0-4 del Bernabéu todavía muy presente.

Además, el regreso de Dani Olmo y Pau Víctor, gracias a la cautelar del CSD, ha supuesto una inyección de moral extra para los de Flick. Si bien esta decisión ha generado críticas de todo tipo y la gestión de Laporta no ha sido la mejor, el club presentó toda la documentación antes del 1 de enero así que Tebas, los madridistas y el resto de 'ofendititos' pueden seguir llorando.

Esta victoria momentánea en los despachos y la final de la Supercopa vuelven a iluminar el panorama para una final llena de emociones. El Barça está preparado para volver a alzarse con un título que también debe servir para poner punto y final a la crisis institucional que atraviesa el club.

Laporta se salva, de momento

Joan Laporta vive el momento más delicado desde su llegada al Barça, una situación que podría marcar un antes y uno después en su presidencia. Desde su reelección, el presidente ha intentado gestionar una herencia económica complicada, pero su improvisación y las decisiones que ha ido tomando han desestabilizado todavía más el club.

La no inscripción de Dani Olmo y Pau Víctor, solo ha sido la gota que ha hecho derramar el vaso y ha acabado provocando un grave malestar entre los socios y la oposición, que ven con preocupación como el club continúa en una espiral de decisiones erróneas.

La situación no ha pasado desapercibida para la oposición, que ya ha empezado a plantearse una moción de censura para deshacerse de un Laporta que sigue sin pronunciarse. Como si de un bombero se tratara, el presidente está intentando apagar un incendio mientras el resto le da órdenes de como hacerlo. El problema es que este bombero es quien ha generado el incendio y, de momento, se está salvando por los pelos. La estabilidad del Barça y su continuidad dependen ahora mismo de su capacidad de revertir esta situación de una manera rápida y eficaz.