En ese caminar por la cuerda floja del Barça de Laporta, estamos a las puertas de saber cómo acabará otro caso rocambolesco como es la inscripción en la Liga de Dani Olmo y Pau Víctor, que pudieron jugar desde el comienzo de la temporada gracias a la lesión de Christensen, lo que permitió eludir el exceso de masa salarial fijado por la patronal.

Había varias opciones para conseguir los 60 millones de ingresos necesarios para tal fin. Una, que consistía en que la directiva avalara dicha cantidad conjunta y solidariamente, se ha descartado, quizá porque esta vez no se pueden cargar los gastos bancarios de la operación a ISL. Como se recordará ISL es la empresa norteamericana que en su día pagó los gastos del aval para formalizar ante la Liga la candidatura ganadora de Laporta en las últimas elecciones. En ISL, empresa que organizó dos partidos del Barça en su última gira por Estados Unidos, aún están esperando que se les devuelvan unos 300.000 dólares.

Otra opción era hallar inversores para la palanca fallida de Bridgeburg, tras desentenderse del asunto la empresa alemana Libero. Pero tales inversores ni están ni se les espera, quizá porque morder ese anzuelo sería tanto como pagar mortadela a precio de caviar.

De no haber fallado la operación de otra entelequia, como fue el intento de cotizar en el Nasdaq neoyorquino los activos digitales del club (los NFT) y el negocio de criptomonedas, quizá ahora el Barça nadaría en la abundancia. Pero como se trataba de una fantasmada como una catedral, la cosa se vino abajo hasta el punto que la empresa holandesa intermediaria bajó la persiana. Lo que le pagaron permanece oculto.

Finalmente, se ha optado por lo más fácil y barato, en apariencia, que es denunciar ante el juzgado mercantil a la Liga por supuesta competencia desleal e impedir el derecho al trabajo, como ya se hizo en el caso de Gavi. En aquella ocasión, como ahora, la Liga rechazó inscribir a Gavi porque la masa salarial del club rebasaba los límites estipulados en el reglamento de Validación de Presupuestos. Ese límite solo se puede cubrir con nuevos ingresos que no supongan venta de patrimonio, vulgo palancas.

El programa es el siguiente: el lunes 23 de diciembre hay la vista de la denuncia en el juzgado mercantil de Barcelona y Laporta espera que el viernes 27 se obtenga la medida cautelar que obligue a la Liga a inscribir a Olmo y a Víctor. Dicho de otra manera, se intenta repetir ante la Justicia una argucia para paliar las consecuencias de una gestión económica catastrófica. El riesgo que conlleva la operación es doble: por una parte, que su señoría no se avenga a reparar otra vez una negligencia de gestión, y por otra, que su señoría retrase el veredicto por culpa de un constipado o algo similar que le obligue guardar cama y posponga su decisión más allá del día 31.

Eso supondría que Olmo y Víctor quedarían libres, al no ser inscritos como jugadores del Barça por el resto de la temporada. Ya veremos si 2024 se recordará más por un fiasco de resonancia mundial que por el 125 aniversario.