Hay cosas que nunca cambian, como la eterna capacidad del Real Madrid para construir castillos en el aire. Esta vez, tras la desconexión del Barça y haber derrotado a los todopoderosos Osasuna, Getafe y Leganés, los blancos ya se veían celebrando la Liga en Cibeles. Afortunadamente, el Liverpool y el Athletic Club los han hecho volver a la realidad, desenmascarando todas sus miserias.

El partido en San Mamés fue un compendio de errores que parecían sacados de un manual de “qué no hacer”. La inoperancia en ataque, las incomprensibles pérdidas de balón y una defensa que parecía una caricatura devolvieron a Ancelotti al centro de la diana de las críticas. El italiano no tiene ningún tipo de plan B, ni C.

¿Y qué decir de Mbappé, la estrella con la que supuestamente iban a ganarlo todo y sin despeinarse? Un día más fue un lastre para el R. Madrid y volvió a fallar un penalti que parece hecho a medida para alimentar memes y bromas en las redes.

En Madrid, el espejo siempre engaña y cada triunfo menor se convierte en una ilusión óptica. Pero la realidad es la que es, y el Athletic Club dejó claro que este equipo está muy lejos de poder ser campeón.

Mallorca marca el camino

 
El Barça cuajó un partido más que necesario en el campo del Mallorca goleando por un contundente 1-5 y con un juego que volvió a transmitir seguridad. 
El equipo de Flick ofreció una buena actuación coral, donde la defensa recuperó su mejor versión tras algunos partidos dubitativos. Este equilibrio atrás fue el punto de partida para una noche de fútbol reconfortante. Con Lewandowski reservado para dosificar esfuerzos, Raphinha y Lamine Yamal asumieron la responsabilidad ofensiva. Lamine fue la estrella que más brilló con asistencias de videojuego y, Raphinha, apareció en los momentos más necesarios para romper la resistencia local.

Tampoco se debe pasar por alto el papel de Ferran Torres y Frenkie de Jong, dos jugadores que a menudo reciben críticas por inercia. En Son Moix dejaron claro que, con confianza, también pueden aportar su granito de arena al equipo. Creo que es momento de dejar atrás las críticas tóxicas y gratuitas y darles otro voto de confianza. El Barça, como decía Flick, necesita estar más unido que nunca, y la goleada del martes le da la razón. 
La manita en Mallorca nos debe marcar el camino para lo que viene: Betis y Dortmund, dos rivales que tampoco serán nada fáciles y que pueden marcar el tramo final del año del Barça.