No hemos llegado ni a mitad de temporada, pero si algo ha quedado claro estos meses, es que uno de los grandes nombres de este Barça es el de Raphinha, un jugador que este verano estaba en la rampa de salida y de quién el club pretendía una venta para poder fichar a Nico Williams, uno de los jugadores más codiciados del último mercado.

El brasileño ya dejó claro en la previa del partido contra el Bayern que no le habían gustado algunas actitudes, como ver su dorsal número 11 con el nombre del futbolista vasco, una acción de un “tiktoker”, lo que nos lleva a pensar que tampoco debía estar demasiado satisfecho con las informaciones internas del club que lo situaban lejos de Montjuïc para traer a la estrella del Athletic Club.

No nos engañemos, hace sólo unos pocos meses la gran mayoría hubiéramos hecho el cambio de cromos sin pensarlo, pese a los “brotes verdes” que se vieron en el tramo final de la temporada con Xavi, cuando situó a Raphinha en la izquierda; e incluso, la gran mayoría nos sorprendimos mucho cuando el brasileño fue elegido como uno de los capitanes de la plantilla.

El tiempo le ha dado la razón a Raphinha o, mejor dicho, él mismo se ha encargado de demostrarnos a todos que estábamos equivocados, y ha utilizado este malestar enrabietado para mostrar a club, técnico y afición qué tipo de jugador se iban a perder con su salida.

La vida son decisiones y cuesta admitirlo, pero el NO de Nico Williams nos ha permitido ver a un excelente Raphinha, hasta el punto de que hoy el fichaje del vasco podría no ser necesario, porque sinceramente, ¿hay alguien que hoy cambiaría a Raphinha por el actual Nico? Posiblemente no.

El brazalete de capitán parece haberle sentado de maravilla al brasileño, que ejerce la capitanía con férreos valores, defendiendo a sus compañeros, liderando en el trabajo defensivo como el que más y siendo generoso en el ataque, valores que lo convierten en una pieza fundamental en el actual esquema de Hansi Flick, donde Raphinha y Lamine Yamal parecen totalmente intocables.

Raphinha le ha dado la vuelta a la situación y hoy es imprescindible, se ha convertido en un jugador a tener muy en cuenta y con el que su equipo mejora considerablemente, un acierto en toda regla por parte del jugador, que quería demostrar quién era, pero también de su entrenador, Hansi Flick que le ha sacado todo el fútbol que tenía dentro.

En el otro lado de la moneda tenemos a Nico Williams, a quién, probablemente, deberemos agradecerle su decisión, porque ha provocado que podamos ver a la mejor versión de Raphinha pero también porque, tras meses de negociaciones, de afirmaciones y de lo que fuera, decidió no venir y seguir en el Athletic club, con lo que el Barça tuvo que quedarse con su número 11 y evitar que nos lo perdiéramos.

El tren pasó para Nico Williams y parece que, en este caso, no se trataba de un vergonzoso Rodalies de Catalunya sino de un tren bala japonés, por lo que el actual 10 del Athletic Club podría lamentar durante bastante tiempo no haber aceptado la propuesta del Barça, un tren que no acostumbra a pasar dos veces, ni tampoco ni versión de este año es la de un jugador que esté haciendo méritos para vestir la camiseta blaugrana en verano.

Como decía el maestre Johan Cruyff: “El que dude de jugar en el Barça ya no nos sirve”, unas palabras que glorifican lo que es el club blaugrana y la mística e importancia de vestir su camiseta. Nico dudó este verano y prefirió seguir en el Athletic por los motivos que sean, una decisión personal que debemos respetar, pero que debe ser definitiva, sin nuevos capítulos a futuro, su tren pasó y debemos agradecerle que pasara porque ha dado paso a un gran Raphinha que siempre tuvo claro que quería triunfar de blaugrana y lo está demostrando.

Somos el Barça jugar en nuestro club es un honor que muy pocos tienen en esta vida, por lo que si eliges no venir cuando el club te quiere, esta puerta se cierra para no volver a abrirse y sin realizar culebrones como fue el caso Mbappé siete veranos consecutivos o como debía ser el caso Griezmann, que tras plantar al Barça y televisarlo, nunca debió jugar de local en el Camp Nou, se llama amor propio.

Con Flick todos los jugadores parecen haber encontrado su mejor versión (exceptuando a Ferran Torres), así que habrá que observar atentamente quién será el próximo que demuestre que nos habíamos equivocado este verano, porque candidatos no están faltando.

Raphinha, muchas gracias, y perdona que dudásemos de ti. Aunque visto lo visto quizás esto fue el detonante de esta gran versión.