Los vicios malos son difíciles de erradicar. Las viejas costumbres a las que Xavi tenía demasiado consentidos a los jugadores la temporada pasada, todavía pesan. Un buen partido, un buen elogio en rueda de prensa o una buena jugada pueden ser detonantes para que, más de uno, se piense que el trabajo ya está hecho y poco más debe añadir a su disciplina de esfuerzo diario.
Y esto lo enlazo con el hermetismo que ha conseguido Hansi Flick para sus jugadores: cerrar de puertas para dentro todo lo que hay y lavar la ropa sucia siempre en casa. Por eso, lo que nos queda a los periodistas, es investigar con los estrechos hilos argumentales que todavía preservamos, o sea las fuentes, pero también estar muy atentos a los once iniciales planteados.
Que no saliera Jules Koundé ante el Alavés fue una rara avis. Yo, que normalmente me fío más bien poco de las cosas, vi extrañísima su ausencia, pero pensé en que fue un acto de fair play entre míster y jugador, una especie de caramelo, teniendo en cuenta el giro que le ha dado a su juego respecto a la temporada pasada. Motivos tenía unos cuantos: desde la alabanza de Flick que le dio públicamente hace unos días, hasta el portentoso físico que ha ganado el defensa a base de mucho sudor en el gimnasio e, incluso, los galones de líder que le gusta coger en el Barcelona y también con los blues, apostando por una imagen trabajadísima que reniega del perfil clásico de futbolista de siglo XXI lleno de opulencia y tatuajes horrorosos. Como ejemplo, la última campaña que ha protagonizado como imagen de la firma de ropa francesa Jacquemus. No doy más detalles porque vale la pena ver a Koundé rociado con nata y afeitándose posteriormente.
Pero volvamos al principio y, más exactamente, a mi titular. Con Koundé me he equivocado. No salió de inició en Mendizorroza porque llegó tarde a las sesiones preparatorias del alemán y ya había estado amonestado y avisado anteriormente. ¿A qué responde todo ello? A que desprenderse de la buena vida es muy difícil. El tema preocupa en parte. Con un entrenador de la talla de Flick, esto debe ser pan comido.
Pero sería interesante seguir el hilo de Koundé y algún que otro jugador a partir de ahora. Y doy ejemplos. Si Pablo Torre vuelve a desaparecer en los próximos partidos y no tiene minutos para que otros cojan aire, los fantasmas del pasado volverán. Y si Fermín se desvía de la buena línea de los últimos tiempos cuando se recupere de su lesión, también. En estos momentos, hay jugadores que están siendo observados de muy cerca dentro del club. Más que nada, para evitar que se tuerzan.