Después más de 160 días de baja, después de más de 5 meses ausente, Frenkie De Jong ha vuelto. El neerlandés empieza de cero y tiene una nueva oportunidad para convertirse en el que todos los culés esperamos que sea, uno de los pilares de este Barça de Flick.
En los últimos tiempos, De Jong siempre ha estado en el ojo del huracán por muchos motivos: su sueldo, su futuro, por la decisión de no operarse… pero todo se reduce a lo mismo, su rendimiento. Si Frenkie hubiera ofrecido su mejor versión y se hubiera asemejado un poco a aquel jugador que fichamos del Ajax, nadie lo cuestionaría ni lo criticaría tanto. Su problema ha sido este, que los culés llevamos demasiado tiempo esperando a un futbolista que todavía no ha aparecido.
Insisto en que ahora le toca a él alzar la voz y no me refiero a conceder entrevistas hechas a medida en Barça One. Algo que, por cierto, no le hizo ningún favor. De Jong tiene que hablar sobre el césped de una vez por todas. Es ahora o nunca. Y ojalá que, por el bien del Barça, haga cambiar de opinión a todos sus críticos.
Una anecdótica manita
Fue un día para gustarse, para disfrutar del equipo y del juego de un Barça infinitamente superior al Young Boys. Probablemente, el del martes, fuera el partido más fácil de esta liga regular donde, a partir de ahora, empezarán las emociones fuertes de verdad.
De momento, el Barça ya puede volver a saborear el gusto de la victoria europea y coger un poco de aire en esta nueva Champions que nos está dejando demasiadas goleadas y demasiado resultados de Europa League.
El olfato goleador de Lewandowski, el gran estado de forma de Lamine Yamal y Raphinha y la seriedad defensiva de todo el equipo liderada por Iñigo Martínez, marcaron la diferencia contra un rival a quien también podrías haber superado haciendo rotaciones. Más allá de esto, tampoco podemos sacar más conclusiones. El año pasado el Barça le metió cinco al Amberes y solo fue un espejismo.
Lo que toca ahora es pensar ya en el Alavés y en conseguir la victoria antes de un nuevo parón de selecciones que nos permita conservar el liderato. El Sevilla, el Bayern y el Madrid nos esperan a la vuelta.
Calma con las rotaciones
Calma. Sobre todo, mucha calma. La derrota en Pamplona es de las que hace daño porque el fin de semana invitaba a igualar récords históricos y a ver el derbi de Madrid con la comodidad que nos habrían dado estos tres puntos.
Aun así, la actitud de los jugadores no fue mala y el razonamiento de Flick, tampoco. Proteger a los futbolistas a estas alturas del curso es básico para llegar en plena forma en los meses donde realmente se deciden los títulos. El calendario no da tregua y hay que cuidar a una plantilla que ya está bastante mermada por las lesiones.
Me incordia el resultado. Al Barça se le escapó la posibilidad de firmar el mejor inicio de curso de la historia, pero solo eran tres puntos. Me gusta que el entrenador cuide a sus jugadores y, a pesar de que quizás el escenario no era el ideal, yo también tenía la sensación que los Lamine Yamal, Raphinha, Íñigo y Lewandowski, entre otros, iban un poco justos de fuerzas.
Dejemos trabajar a Flick. no lo critiquemos por esta decisión. Estamos en buenas manos.